A los que clasifiqué yo, como temáticos,
Los reservo para una lectura concienzuda,
No necesariamente abordan temas específicos,
Pero si me obligan a despertar la lectura.

Awacate o aguacate es Varis, el que viaja,
Al otro lado del río, en otro continente, ajá.
A él le gusta salvar gente, ayudar a otros.
Nadie ayudó cuando se ahogó en los ríos.

Earful solía escribir mucho, luego se fue
Y después regresó. Se convirtió en modé.
Ejemplo para muchos, le hicieron estatua.
Vivo, hasta que le echaron carbonita encima.

Los apuntes o artículos de Oscar Arévalo,
Llevan trabajo de investigación en intervalo.
No sé quien, ni como… pero lo agarraron:
Ahora permanece como el tarot del colgado.

Humphrey Bloggart, sintético y directo,
La literatura, el problema de escribir recto.
¿Así murió? Quien lo sabe, una controversia.
Su metadiscurso, tal vez tenga respuesta.

Magda también escribe interesantes artículos,
Investiga y encuentra fuentes para sustentarlos.
Los ojos pelados y sin poder parpadear,
Así murió, ¡qué más quisiera agregar!

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Borjamari, el crítico de la blogósfera hispana,
Está siempre al tanto de quien la embarra.
En una ocasión no se dio cuenta que él pisó
Un escalón en falso y ahí se quedó.

Jordi Cebrián y sus cuentos de cien palabras,
Es preciso, es exacto. Son letras a cucharadas.
Se dice que el método encierra una maldición,
Cuándo llegue al cuatrocientos, su perdición.

Divinos pecaditos, una mujer con potencial,
Narra su vida, su muerte. Lo hace especial.
Pues ya no más, se atragantó con una paleta,
Todo dulce debería llevar una advertencia.

Efimerías. Simón. Arte siempre efímero…
La vida, todo lo que conocemos, ya mero
Termina. Diminui actuaba como la muerte
Y terminó creyéndosela. ¡Es su suerte!

Las frases célebres de un Don Nadie,
Sabiduría. Incluso escritas en la calle.
No quisiera profundizar en su descenso…
¡Cómo no! ¡De gastritis murió el menso!

“La vida es mejor bajo el asiento”,
Su autor se fue de campamento.
El problema no fue el campo, ni la maleza,
Sino un oso que se lo cenó bajo la mesa.

Peluche, el clásico, no quería trabajar,
Más vacaciones, más salario, menos pelear.
Y entre tantas quejas que iba agendando
Quedó sin una pizca de felpa. Flojo pelado.

En el Phineas, escriben tres satíricamente.
Sister, murió leyendo libros compulsivamente.
Cazacadenas, con un rayo fulminante de Dio’.
Y el Phineas, por el ataque de risa se asfixió.

Edilberto Aldan, escribe recuerdos inútiles.
Ni tanto porque augura carros voladores.
Jugándole una broma, La muerte le entregó
Un libro. –Reséñalo en mi rancho –le dijo.

Trafalgar, tenía en su jardín un florido byte.
Recuerdo que lo leí, que bonito site.
Un ángel negro llamado Azrael se lo llevó.
No más viajes, más azafatas. Así feneció.

En Xihuitl encuentro muy buenos textos.
Son largos, bien trabajados y ¡con acentos!
Si murió, ¿Cómo? Permítanme un segundo.
Una séptima inyección y dijo adiós al mundo.

El que escribe Leñe sabe de psicoanálisis,
Eso hace sus textos ricos, sin parálisis.
Le auguraban buena salud, por supuesto…
Un avión a Mérida secuestrado, ¡siniestro!

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Y para terminar, tú mi amor, cierra los ojos.
Deja la carne, deja las letras. Son despojos.
No mentiré, igual será como hace un año…
Ven acá, deja limpio tu rostro con un paño.

Mientras duermes y tu cuerpo pierde rigidez,
Permíteme contar un cuento–: Había una vez,
Y que mi voz arrulle tus pesados párpados,
Y que se calle tu vida, a gotas en mis brazos.

Te haz hecho chiquita, ya casi no respiras,
Bien, nadie interrumpirá nuestras mentiras.
Tus manos flojas, tus labios siempre cerrados,
En mi reino, correrás hasta doscientos prados.

Si son tres demonios, también son tres vidas,
Pero todas en una mujer, muertes compartidas.
Duerme ya, no temas. Conmigo no habra más,
La muerte y su dulce festejo, acaba de terminar.

Los ojos abres, el día de muertos acaba y yo…
Tan sólo tuve un mal sueño, acabo de despertar.