¿Sabes lo que es la cybercapital, Bob? ¿No? ¿Ustedes saben? ¿No? ¿Se dan una idea? Pues no… la verdad es que no… la cybercapital es algo demasiado abstracto como para decirles que es… ¿Y por qué habría? Después de todo, en este blog se habla de cigarrillos–café–coca cola, de candados mentales impuestos desde la infancia, del deseo de abandonar todo lo que soy y convertirme en un recluido (¡Qué todo termine ya!), de mi familia, de mi novia, de mi absurda filosofía humanista, de mi pesimismo, de mis depresiones, de mi ego, de las personas a las que observo en el metro, de ti, Bob… yo no hablo de conceptos literarios postmodernos, ni de la posibilidad en que se conviertan en canon, o en un género aparte, o en una especie de subcultura. Sólo sé que tengo que hacer un trabajo de eso, que tengo un background ruidoso de “pop culture” al respecto, demasiado anime en la cabeza, mucho de literatura cyberpunk ochentera y la novela Cosmopolis, de Don DeLillo, flotando en la enormidad de la masa gris que supone tener albergadas a mis neuronas (¿Será?).

Me doy la idea de que el término cybercapital se le da a toda metrópolis que tiene computadoras. Esas computadoras guardan todo tipo de registros: números de tarjetas de crédito, información personal, unas monerías llamadas blogs, registros gubernamentales, cultura, música, ensayos. Una cybercapital esta evolucionando de tal manera, que todo esta conectado… los celulares, los electrodomésticos hogareños, las actas de nacimiento de toda tu familia y si, el número de papel de baño que has utilizado en los últimos meses, días, segundos, ¿qué se yo? Una cybercapital es una ciudad que ha logrado conectarse de tal manera, que se guarda un registro de todo. Tu vida en línea. Por supuesto… esto fascina a los investigadores en diversas ramas, tanto humanísticas como científicas. Quienes lo desean, al máximo, son las empresas, los productos, las grandes marcas… surge la necesidad de controlar el medio masivo que lo esta uniendo todo, a nivel mundial. Quieren saber quien eres, que necesitas comprar, dónde piensas invertir y en qué piensas transformar tu dinero (Need Google?). Por supuesto que lo desean, conocimiento es poder.

Y detrás de ello, también existe la simplificación… es demasiada información, no hay manera sencilla de que alguien, en una empresa, se la pase recolectando tu información como individuo. Piensen en los numerotes, en los terabytes que eso necesitaría. Claro, existen las encuestas, existen los análisis de mercado y cuánta monería. Pero es más fácil controlar la información, es más fácil crear al individuo que necesito para que compre mi producto. ¿Suena poco ético? Tal vez, pero piensa en que tuviste unos padres que formaron diversas partes de tu consciencia, y te habrás liberado de algunas, pero hay otras que quedaron bien marcadas, muchas de esas, igual y no tienes idea de que las posees.

Es más fácil crear al individuo modelo que necesito, Bob.

De eso trata la cybercapital… de conectarnos a todos (cyberpunk), de prescindir de nuestra individualidad y de, al mismo tiempo, expresarla (Lain, Ghost in the Shell, Neo Genesis Evangelion). Los que tenemos internet ya no sólo estamos conscientes, todo el tiempo, de lo que pasa a nivel local con los periódicos, los noticieros, lo que se habla en boca… ahora estamos conscientes a nivel global, estamos mirando al mundo entero, con Google, con las noticias de Yahoo!, con el messenger. Es el boca en boca más grande que haya existido y las marcas necesitan definirse en tus palabras, necesitan que tú las digas. ¿Es eso malo? Pues no lo sé, también hemos ganado el derecho de expresarnos con eso, hemos ganado la cercanía a otros seres humanos que creíamos no existían. La cybercapital es la promesa a eso, en el cyberpunk, en que seremos una masa humana pensante… es la promesa de una fusión terrible y la decadencia que eso significa. Incluso los movimientos antiglobales, te piden que te despojes de tu individualidad… te piden que lleves un uniforme, un logo, una manera de vestir, una manera de pensar, que te quites la ropa y yazcas desnudo junto a otras trescientas personas. Te crean como un individuo modelo para servir como un hueste de sus filas pro-humanísticas. Es loable… yo respeto mucho a alguien que logra convencerte de que no existen las marcas que compras y que tampoco existes tú como persona.

Todo eso tengo que organizarlo en un escrito, escribirlo mucho más bonito, agregarle algo de bibliografía, por culpa de un libro que llevaba la palabra cybercapital en él.