11.19: Estoy en la computadora, esperando nada. Un modelo se acerca a payasear, a platicarme como este lugar suele ponerse como metro. Otro se acerca a mirar la lista por el monitor. Me incomoda que me cachen escribiendo esto, aunque es nada. Se escucha la puerta, no ha llegado nadie más. Llevo anotadas alrededor de 20 personas. Un niño de tres años corre por ahí y hace demasiado ruido. Tocan el timbre.

11.23: Llegan dos personas. Una mujer de veintitantos y un hombre en sus cuarentas. El hombre es chistoso, character, de esos hombres que utilizarías en uno de esos comerciales divertidos. Se disculpa porque no se sabe el número de su celular y me hace esperar un poco. Los niños a mi izquierda juegan con las máquinas de dulces y chicles. Probablemente van a descomponerlas. Sale alguien del foro, entra otro más y yo llamo al siguiente para que espere frente a la puerta. Los niños continuan corriendo. Tengo enfrente a una mujer con minifalda y con mayas ochenteras, hasta las pantorrillas. ¿Por qué acostumbran a hacer eso? Nuestras miradas se cruzan brevemente y le sonrío. El director de casting sale del foro tres, deja a su asistente adentro. Tocan el timbre.

11.27: Una modelo venezolana. Se llama Dailen. Se acerca otro modelo, me pregunta “¿En qué número voy?”. La primera vez que lo preguntan en el día. Una madre se acerca para pedirme que le cambie una moneda por pesos, para comprarle un dulcecito a su hija. Los niños juegan frente a mí y me ponen un poco nervioso. Se escucha desde aquí la música que utilizan para el casting. El cabello siempre es muy tardado. Una madre chismosa se acerca a preguntarme “este proyecto, ¿quién lo lleva?”. Un modelo ansioso se acerca a preguntarme si lo llamé, el mismo que me preguntó su número hace un momento. El señor que sale del foro, se acerca a agradecerme y despedirse. Se hace un silencio curioso, los niños han guardado silencio. El señor agradecido se despide de todos, se toma su tiempo, como si los conociera de antaño.

11.32: Otro me pregunta, “¿quién sigue?”, aún cuando sabe que no es su turno. Cuando le respondo, me pregunta quien es el siguiente. Aprovecho para llamar a la modelo de minifalda y plataformas. Teléfono.

11.38: Llega otro señor, se queda un rato mirando la solicitud de casting. Otro me pide una moneda para comprarle dulcitos a su hija. Me preguntan por el baño, esta fuera de servicio desde hace unos días. No sé quien tuvo la brillante idea de arreglarlo en días de casting masivos. (Como si de verdad no supiera). Hace rato vino una mujercita con un escote amplio, es lo bueno de la barra, cuando se recarga la carne también lo hace. La barra es buena. Una niña espera su turno afuera del foro. Me quedan dos cigarrillos, anticipo un casting largo y molesto. Alguien se acerca a preguntarme si es el único casting que tengo, respondo afirmativamente… no entiendo porque se acercan a leer las solicitudes si no prestan atención.

11.44: Llegan dos chavas que siempre vienen, pero nunca se quedan. Otro hombre que da el tipo de padre en sus cuarenta y exitoso, aspiracional. Se acerca una de las asistentes de Alejandro, y me pide la llave para buscar una cuchara. Los niños corren en círculos. El director de casting se acerca para decirnos que vamos bien. Se acerca Katya y platicamos brevemente, la mando a dejar un recardo para Juan Carlos y la mete al foro. No tendré a nadie con quien platicar en un rato.

11.52: Se acerca una señora a preguntarme acerca de su hijo. Otra niña me pregunta el número en el que vamos. Siempre he estado tentado a poner un letrero que diga: “Siéntate y espérate”. Dos veces suena el teléfono. Una modelo insistente, preguntando si funciona para el casting. Pacientemente le leo la solicitud y recalco la parte dónde dice que no se necesita inteligencia. Otra llama para preguntar la dirección. Respondo educadamente. Auguro otro silencio un poco largo. Me sigo tomando mi café, se me antoja fumarme otro cigarrillo, esperaré diez minutos más antes de prenderlo. Otro modelo se acerca al baño. Por fin estan pasando al foro a los niños correlones e inquietos. Me han cerrado media puerta, frente a mí, y no puedo mirar bien el foro… eso es molesto. Me inquieta.

12.00: Me piden datos de facturación. No los tengo. Timbre. Anoto a la persona. Teléfono. ¿Qué tengo que llevar al casting? Timbre. Tardo en abrir. Una niña muy linda me dice que estan tocando. Abro la puerta con el botoncito. Por fin se van los niños jodones. Alguien prende una radio. El tiempo parece correr más lento. La gente que llegó a las 11.30 apenas esta pasando… no se tardan tanto, pero da la impresión que si. Una niña pide otro peso a su papá, necesita un dulce. Una modelo guapa se desespera, parece que se irá… no lleva ni diez minutos esperando, o eso, o necesita un baño urgentemente.

12.08: Llega una modelo linda con todos, de 19 años, fresita. Otro modelo se acerca para socializar conmigo. Como la solicitud dice “gente con chispa”, se encuentra acumulándola. Ya me harté de la puerta media cerrada y me acerco a abrirla. Alguien platica de Fidel, Cuba y Miami por ahí. Después de las clases de salsa en Mama Rumba. Timbre. Reviso el reloj, falta para las dos. No han pasado la madre e hija que esperaban… y de repente pasan. Un modelo brasileño se sienta a mi izquierda y me pregunta cosas: tiempos, número, cuándo se filma otro comercial, etcétera… cosas que no sé. Si respondo todas las preguntas, no tendría tiempo para otras cosas.

12.23: Se ponen estúpidos todos a la vez. Unos preguntan tiempos, otros preguntan sus números y otro pregunta que sin canas puede hacer el casting.

12.45: Timbre no dejó de sonar, teléfono tampoco. Una booker de una agencia se puso a platicar conmigo de un modelo. A una brasileña no le entendía su nombre por su pronunciación, tuve que pedirle que lo anotara. Katelen. Debería aprender portugués, con tanta brasileña linda por ahí, no está de más. Una modelo llegó y se fue.

12.55: Le escribí un mail a Sol, aprovechando un tiempo. La niña fresa se acercó para platicarme de su cabello planchado. Otra me dijo que mi nombre le parecía muy bonito. En este mundo de apariencias, nunca sé si me estan haciendo la barba o halagando sinceramente. Me hace desconfiar de la gente y a veces, de mí mismo. Aunque es una cortesía y monón el recibir un cumplido, me hace pensar que puedo darle beneficios no merecidos por ello. Pienso demasiado en la justicia, tal vez.

13.09: Siguen llegando niños. Los niños son los peores porque las mamás sienten que estan luchando con una burocracia. Entonces las madres se acercan a preguntar más seguido que los adultos. Es interesante como en un ambiente tan reducido, se nota la carencia de cortesía y respeto que tiene la gente por otro. Mientras estoy en una llamada, alguien debe preguntar algo. Mientras estoy anotando los datos de uno, el otro pregunta. Es un modelo a microescala del tráfico de la ciudad: mientras voy en mi carril, el otro se mete y así. A la gente parece no importarle, finalmente es algo que vive todos los días… pero tantas faltas de respeto en un sólo día, me quita un poco de fé.

13.38: La asistente de Alejandro y Ricardo me acompañó un rato. Estuvimos platicando, me parece muy agradable. Una mujer se metió al foro 1, a sentarse en los sillones, aprovechando que no tenía candado. Tuve que ir de mala onda a correrla, ahora se encuentra sentada en las escaleritas, esperandito.

14.05: Ya no pasa nadie más. Es la hora mágica dónde todos vienen a checar la lista y a preguntar. Las respuestas son las mismas. Las mamás mandan a sus niños a preguntar cada diez o quince minutos. La mamá de un hijo de casting, por lo general tiene una cara de estrés y de desesperación, supongo que es por el tráfico, los deberes escolares y aguantar los gritos del chamaco todo el día. Cuando llegan a esperar a un casting, entiendo que se desesperen facilmente. Descargan lo horrible de su cotidianidad con nosotros.

14.20: Siguen preguntando. Ya pedí que me trajeran de comer. Me acaban de pagar y me dieron un quiñón de bono. Me dio mucho gusto. Ricardo estuvo conmigo, me consiguió una cajetilla de cigarros y una coca cola. Él invitó. Cuando traigan la comida, pediré a Katya que se quede aquí arriba mientras yo me desestreso un poco. Este casting de cabello es particularmente horrible porque cubre varios tipos, varias edades y además es muy tardado. Las rutinas son aburridas y lentas. Una modelito listilla se esperó afuera del foro y se metió antes de su turno. Esto complica las cosas, afortunadamente sólo una persona se dio cuenta y su turno era pronto, de lo contrario, tendría una multitud enardecida (incluyendo antorchas) para quemarme vivo.

14.25: Un brasileño altote (uno noventa) y pelirrojo, estrelló sus llaves y luego me sonrió, para preguntarme cómo íbamos de tiempos. No sé si contuvo su agresión o sólo estuvo jugando. Me siento enano junto a ese brasileño. Yo mido 1.85. Cinco centímetros pueden hacer una diferencia extraña… por lo general veo a la gente más chaparra que yo o de mi tamaño. No es común que me encuentre con alguien más alto. Definitivamente tengo hambre. El casting sigue hoy de 4 a 6 y mañana de 11 a 3.

14.32: Por fin es el turno del brasileño. Viene acompañado de una paisana. Una mujer intimidante, con su minifalda, su escote, su piel tostada, sus piernas de playa, sus ojos negros y grandes, su belleza latina. Pero es imposible comunicarse con ella. Sin embargo, me gusta escucharlos hablar. También me gusta como pronuncian el español, con ese cantadito especial, que parece salir de su corazón y de su capoeira, y sus bailes.

14.35: Se ha ido una mamá con su hijo. Ya le aburrió esperar. ¿Cuánta gente más se irá? Tengo sentimientos encontrados con esto. Por una parte me gustaría que se fueran, para que dejaran en paz las clásicas preguntas, pero por otra, sé que si no cubrimos el casting podríamos meternos en problemas. Es un arma de doble filo. A veces me gustaría pedirles que se fueran, de mala manera… si, sólo a veces. Un niño me ha preguntado en qué número vamos como cinco veces, en un espacio de quince minutos. El gran brasileño se acercó para platicarme del presupuesto y cuánto desearía trabajar. Estan pagando 15,000 pesos por día de trabajo y pueden ser de 1 a 9 días de trabajo. Salió de su casting. Se fue.

14.46: Un modelo-actor se ha acercado a platicar conmigo, de tiempos de espera, de presupuestos, de otras castineras y proyectos. Platicamos un poco de el aspecto “multi-racial” de este casting. Que esta demasiado abierto, demasiados sexos, edades, sabores y colores. Esto hará del casting un pequeño infiernito este lunes que lo cierran (aunque puede que no, porque es la semana santa y es feo, pero muchos modelos se van). Este lunes… yo ya no estaré sentado aquí. Je.

14.50: Hay una madre frente a mí que no ha preguntado una sola vez en qué número van. Se encuentra sentada en silencio, junto a su hijo, fumándose un cigarrillo. Este post será demasiado largo, pero no me importa… ha sido divertido. Me mantiene ocupado en los descansos, me mantiene pensando y escribiendo. Puede ser tedioso para un lector, seguramente yo no querré leerlo cuando esté publicado. A mi izquierda, una modelito ansiosa de minifalda y piernas de escoba, me ha preguntado muchísimas veces en qué número va. Un modelo con un look oriental se ha acercado a ella y le ha prestado un audífono. Juntos escuchan un ipod. Eso la ha mantenido callada. El turno siguiente es para el hombre oriental, tan pronto él se vaya… seguramente se acercará a preguntar, una vez más.

15.00: He platicado un rato con la mamá silenciosa, acerca de los proyectos urgentes que suele haber en semana santa. Cuando estos bomberazos son para niños, son difíciles porque suelen irse de vacaciones (las que les pagan a sus papás con su trabajo, je). Son las tres de la tarde, tengo hambre y ganas de ir al baño. Espero que Katya llegue pronto con la comida. La modelo se acercó a preguntar, tal como lo pensaba, parece que tiene ganas de ir al baño… muajajá. Ya empezaron a hacer una lista afuera, de los modelos que van a las cuatro… esto, no será divertido.

16.37: He llegado de hacer unos pendientes. Mientras tanto Katya estuvo manejando la lista. Hay poca gente, pense que habría más. Acaba de llegar una mujer con todo y bebo. Esta bonito, como la mamá. Su otra hija, la que viene al casting, me parece feíta pero tierna. Tocaron el timbre de nuevo. Un hombre normalón. Mientras tanto, el director de casting anota el nombre de una mujer que no ha llegado, agregándole un pequeñísimo elemento caótico a la lista.

16.54: Platicando un ratito con el Cryztales (director de casting del proyecto). Su asistente esta en el foro. Me platicó la anécdota de un niño que metió su mano a la maquinita de los chicles y se le atoró, mientras su madre estaba chismeando con otra señora en alguna parte. De repente, el niño estaba en el suelo, colgado de la máquina y gritaba, y lloraba. Su madre llamó a la policía y a una ambulancia, amenazaba con demandarnos. Jorge Carrillo en persona, con unas herramientas que compró un día antes, intentó desarmar la máquina. Cuando el niño logró sacar su máquina, le gritó a su mamá–. Todo por no darme un peso, cuando ayer gané cinco mil. Dicen que incluso lo grabaron en video, será cosa de buscarlo. Terminando el problemita, ya cuando todo se había calmado, se dieron cuenta que la doña se había llevado hasta las herramientas.

16.56: Escucho pasitos en las escaleras.

17.03: Llegó un negro con unas rastas increíbles. Una modelo se pegó por error con la máquina de chicles cuando se recargó y Cryztales se rió. Ji ji. Hemos empezado a alternar entre las niñas y los adultos. Al parecer, un comercial involucra un papá y su hija. No suena tan trillado. Mientras tanto una modelo está a mi derecha, esperando su turno.

17.26: Ayer, cuando llegaba a trabajar, vi como agarraron un ratero sobre Vértiz. Estaba corriendo, cuando un policía alzó su arma y dio un tiro. Entonces el ratero volteó sonriendo y alzó las manos. El policía le sorrajó un putazo en la cabeza y lo sometió en el piso. Otros patrulleros motorizados llegaron y entre cuatro lo tenían bastante asegurado. Fue curioso empezar el día con esa imagen.

19.45: Ya no estuve en listas, aunque estuve arriba revisando. Ricardo se quedó, mientras platicábamos un rato y esperábamos a los últimos. Fue un día pesadito, probablemente esto se tenga que editar, al menos un pedazo. Vinieron 135 personas en total. Muchísimas. Anécdotas habrá para otro día, por lo pronto, yo me desconecto de aquí un rato.