Esta es la primera imagen, que mucha gente tomó tan pronto compraron sus cámaras fotográficas y digitales. Es un pasatiempo que tengo. Dejo pasar el tiempo y busco las primeras imágenes de las personas. También busco las número cinco y las número veintiuno. Si uno es insistente, puede encontrar pornografía muy personal, que nunca debió ser publicada en internet.

En Xola continúan construyendo los carriles y las estaciones para el metrobus. Año y medio más, me han comentado algunos taxistas. Muevo la cabeza resignado. Los días de casting han sido particularmente divertidos e incluso pesados–. Modelos en minifalda caminando sobre la avenida y los albañiles chiflando a todo lo que dan. Los pulmones de un albañil son mágicos. En seis horas conté trescientos silbidos. No pierden una.

En la calle, la dueña del restaurante chino tenía su muslo extendido y su pie sobre la caja de un boleador. La china con sus ojos pequeños admiraba el trabajo de los albañiles. Hace seis años la conozco pero muy superficialmente. Raras veces voy y pido arroz frito. Bajó su muslo señorialmente y puso el otro. El boleador no alzaba la mirada. Las máquinas continuaron destruyendo el pavimento. La china nunca habla español correctamente. Lo hace como el estereotipo. Se ve todavía joven, como hace seis años. Probablemente el tiempo no pasa cuando se encierra en su restaurante. Probablemente habla español chinesco estereotípico porque eso le agrada a los clientes.

Me prometí escribir diferente. Es un ejercicio personal. No sé si es notable, o si lo estoy logrando siquiera.