Mi cerebro esta desajustado, un poco ladeado a la derecha. Iba a decir a la izquierda, pero me di cuenta, repentinamente, que estaba ladeada del otro lado. Mi cerebro está tan desajustado que no entiende bien los conceptos básicos. Sólo porque estoy escribiendo un poco separado de mi propia persona, puedo con la grata obligación de escribir el día de hoy. Si pienso las cosas fuera de mí, entonces, es posible escribir algo. Sin embargo, si yo intentara decirles como me siento, saldrían puras serpientes expulsadas de una cápsula espacial donde marcianitos gozosos y homosexuales bailan break dance frotándose los unos con los otros el aceite, mientras apostadores tijuanenses sacan los billetes y susurran entre ellos quien será el primero en rasurarse.

Hoy sucedió algo inesperado.

No. Tal vez esperado, pero sucedió más pronto de lo que imaginé.

Y no iré a comprar pantalones más grandes. Me niego.

Hablando de incomodidades cerebrales, ahora estoy ligeramente hacia el monitor, me pregunto, ¿qué córtex cerebral se activará en este momento? Supongamos que el de los placeres. Pareciera que tengo un cigarro eterno en la boca, manejando la dopamina a placer. Mañana tengo filmación en el pedregal, y sonrío. Se me acabaron los cigarros, y sonrío. Estoy tomando agua, y sonrío. Sonreír por cualquier cosa, manipulando las funciones cerebrales, no puede, ni debe, ser saludable. Si las manipulara otro, no me sentiría particularmente mal.

Me niego. Y ya.