• Me estoy quedando dormido. Claro, dos días seguiditos levantándome temprano y durmiendo tarde. Mañana viene el tercero. Así que mi creatividad ha quedado anulada casi por completo. Compré un café, esperando que eso me despierte y me reanime. Música ochentera para levantar los ánimos, porque deben reconocer que la música ochentera es tan cursilonamente prendida…

  • Me estoy quedando dormido, y debo regresar al llamado para firmar los contratos. Lo malo, es que la locación no permite espacio para nada… como sentarse a gusto en algún lugar y permitir que pase el tiempo, mientras tengo alguno de mis juguetitos para distraerme. Pensé en instalarme en alimentación, pero, había tan poco espacio que se me hizo incómodo. En vez de estorbar, preferí venir a la oficina, pidiendo previo permiso a las fuerzas superiores que sostienen los pilares de una filmación. Wow.

  • La búsqueda de la felicidad es algo más complejo que estar en Polanco una mañana (linda), mirando las nalgas de las corredoras. También, debe ser más complejo que fumar para mantenerse despierto. O romper las reglas los fines de semana y tomar coca cola. La búsqueda de la felicidad, es un concepto que se agudiza entre más te acercas a los treinta años de vida y debe estar satisfecho a tus cuarenta o cincuenta años. Un hombre que está en la baja de su vida, debería sentirse satisfecho de sus decisiones.

  • Filmar un comercial sin contratos no contribuye a ninguna búsqueda de la felicidad.

  • La felicidad del hombre, en un sopor, involucra no levantar su gordo trasero de esta silla, hasta que las fuerzas superiores señalen lo contrario. Las fuerzas superiores… de verdad, ¿cuáles son? Una voluntad férrea. Presumamos esta voluntad, levántate, camina, termina este pendiente, cierra el día de hoy para que puedas cerrar los ojos y seas un hombrecito, superficialmente, feliz.