Mi ocio me obligó a pedir unas galletas para perro y ahora intento enseñarle al killer (maldito french) como sentarse. Ayer saqué una de las galletas mágicas, nos miramos mutuamente a los ojos y él empezó a saltar como regularmente hacía. Sintiéndome todo un domador de leones, empecé a decirle-. No, siéntate. Sentado -Me miraba un tanto confundido, y después se abalanzaba sobre la galleta como un muerto de hambre. Como no soy un experto en enseñarle a un perro como sentarse, le puse la mano en el lomo y lo bajé poco a poco. -Siéntate, vamos… bien sentadito -Opuso resistencia como si le fueran a hacer algo malo. Dejó las patas duras y firmes, y me miró con el rostro en tres cuartos.

Hasta que no estuvo bien sentado, le puse la galleta enfrente un momento y después se la di. No se la devoró con el entusiasmo que esperaba, pero ha sido el evento más emocionante en esta vida. Eso y pasear tranquilamente por las noches, o las tardes, y sentirme que estoy repitiendo una vida que ya viví. Me recuerda a la Balbuena tanta tranquilidad, me recuerda a la calidez e ingenuidad de una infancia superada hace años. Sin embargo, en alguna parte de mi cerebro, sé que eso es falso.

Algunas veces, me presentaba como Daniel Fest, en vez de Agustín. El nombre de Daniel me gusta. Sin embargo, por razones familiares, siento que el nombre no es mío y que lo estoy robando. Eso me lleva a pensar en mi padre, que siento no le estoy robando ningún nombre. Al contrario, tal vez lo estoy limpiando, haciéndolo mío, refrescándolo. Llamarnos como nuestros padres… es como recordar nuestra niñez. Miro a Killer de reojo, él no tiene un padre ni una infancia importantes en qué pensar. Se acuesta y se envuelve en sí mismo. Delicioso, y envidiable.

Llueve mucho en Puebla. Al menos estos días, no hay día en que no llueva. Las gotas caen impías sobre el pavimento, las bolsas de basura que debieron recoger en las mañanas, sobre uno que otro perro callejero y sobre los mosquitos. En este lugar pareciera que no hay cucarachas. Cosa que me sorprende mucho: En mi unidad, en mi oficina, en todos lados, si uno se fijaba, podía ver a las cucarachas cerca de las alcantarillas, dando vueltas, buscando comida, buscándote.