Curiosamente, el método de meterle horarios a mi computadora para dormirla, poner la música automáticamente y abrir el archivo de la novela, esta funcionando muy bien. La computadora cumple su mitad. Mi parte del trato que es mirar las letras que están en la novela hasta que pueda continuarla. Abro twitter en su modalidad más sencilla, abro el messenger, ignoro facebook y google-fucking-every-service. Después releo el capítulo, me regreso otro más, y procuro que todo esté en orden. Sin embargo, generalmente la novela se escribe sola y me convence de que no me necesita tanto como yo quisiera. Sólo soy un cuerpo que escribe palabras que están al aire. Hoy, me descubrí sintiendo la misma ambigüedad que mi personaje principal y cuando salí a caminar, me hice las mismas preguntas que él y me respondí con su voz. Salir a caminar completa el ritual del escritor. Mi computadora la duerme a ciertos horarios: 1:40 PM, 4:05 PM, y 7:00 PM. Como un profesor que mira su reloj, suspira e interrumpe la concentración para decirte: Muy bien muchachitos, suelten sus lápices, ni un párrafo más, ya terminamos el examen. Finalmente, las noches son para twitter, para facebook, para revisar el mail. No hay prisa. Lo que no se leyó ya estando cansado, se marca como leído y mañana ya veremos. ¿Quién diría? Es posible controlar el flujo.