Empecé la novela hace algunos meses y no fue hasta que me puse horarios reales, tangibles, que este último mes pude terminarla. No es una novela… creo que el término indicado es noveleta (¿eso existe? Tal vez, quise decir es “pinche novelita”). Solamente son 47,000 palabras y no tenía la intención de alargarla más. En los últimos capítulos, recuerdo que la recorrí varias veces, despojándola de las palabras inútiles, de la redundancia y aborté la misión de llegar a las cincuenta mil. Ahora, algunos lectores ya la están leyendo y comentando. Al parecer es de un agrado popular aún cuando el tema es fuerte y algunas escenas son demasiado siniestras. Los personajes hicieron su trabajo y después de años de aprendizaje, permití que fueran lo que son y nada más. Me parece que el personaje principal llama a su novela algo como “pornografía inteligente”. Eso dice él. Ya se verá cuando le haga una revisión y vea los comentarios de los lectores, para ver que falta y que quito. Probablemente mandaré esta novela a un par de concursos. Ya saben. Nomás la mando y veremos que dicen. Si no, ya la verán a la venta a través de internet en unos días. Si de verdad les interesa formar parte de los “lectores piloto” (como los llamó mi querida Rox) dejen un comentario (sólo revisen que su mail sea el correcto), y se las compartiré como un documento en google o se las mando en word. Si se animan, recuerden que esta semana es la de revisión para armar el segundo y último borrador. Así que apreciaría que hicieran llegar sus comentarios antes del próximo lunes. 47,000 palabras se leen en un par de horas. No son tantas.