Sólo la molestia del calor. Se nota la primavera cuando vemos las piernas a donde quiera que vayamos. Es el momento de los shorts y las faldas, de las blusas frescas, los escotes prolongados. ¿Y el hombre? Balbuceando nada más, a veces mira el futbol, a veces juega con su pesetrés, pero la mayoría balbucea sutilmente cuando las ve. Las mujeres, reaccionando con el polen, florean sus movimientos y las hormonas juegan las trampas de la coquetería. Los hombres se atontan, las mujeres se avispan, las relaciones surgen y se proponen. No es molestia, para nada. Sólo el calor que se encierra en la habitación, que fumar no sabe tan delicioso a no ser que esté lloviendo, que el café caliente por las noches parece salir sobrando.