Termina el año y se ve en el cielo una nebulosa verdosa que cubre el cielo, esa nebulosa gira alrededor de todo el mundo y como una enfermedad, se propaga rápidamente. Nadie sabe como, si es por aire o es por salivita. También es una ETS. Se mete si respiras; si alzas la mano e intentas tocarla, no obtendrás nada, pero se te meterá por los poros. Ya que la enfermedad esta adentro, hace raíces y crece como una planta, alimentándose de tu sangre y de tu médula. Escucharás voces que dicen: baja de peso, paga tus deudas, sé buena persona, sé un hombre fiel, deja de fumar, viaja, cómprate una casa, trabaja huevón, fornica más y mejor.

El mundo entero se enferma de propósitos a medida que la nube se mueve alrededor del mundo. El propósito suele ser ese sueño casi imposible de modificar una cosa minúscula en nuestra rutina o bien, conseguir algún bien metafísico o material que se obtendrá después de mucho trabajo a lo largo de todo el año. Si es uno u otro, creo, sólo depende de que tan optimista eres, que tan ingenuo quieres ser (y no digo que esto sea malo, la ingenuidad como todo en la vida, simplemente es).

Pensaba dejar de fumar este año, como todos los fumadores lo hacen. Ese propósito es un flashazo y se te ocurre en el último o primer cigarrillo del año. Así descubrí que la nube me había tocado. Descarté la idea y decidí dejárselo, eso de fumar o no fumar, a las circunstancias. Al menos se necesita un vicio para ser un humano, completo y derecho en esta vida. Tengo muchos, la verdad, pero un hombre discreto fuma en público. Mejor, hice un recuento de todo lo que escribí este año y me prometí aumentar la cantidad de palabras a mis espaldas. Este año lograre las 300 entradas. Ese será mi propósito.

Tengo todo lo que un hombre promedio puede desear: una esposa amorosa e inteligente, un trabajo con prospecto a crecer, una casa sin deudas de cientos de años, pequeños juguetes que contentan a cualquiera, la salud y el cuerpo de un buey. Es una lista que miro en silencio. Me faltan letras, por eso propósitos austeros como escribir y escribir. Noches y medios días de escribir, que se consuman y pasen como algo inútil, pero que al final son un alimento importante para ese hombre promedio que se fuma los cigarrillos y deja pasar las nubes corrosivas de buenos deseos y la oportunidad de arreglar las porquerías de la vida. Eso deseo.