La página 21 es autobiográfica. Por ello no está amarrada a ninguno de los cuentos. Sin embargo, existe porque me gustaría darme esta pequeña libertad para contarles lo mucho que me emocionaban estos libros de escoger tu propia aventura cuando era niño. Es como si me hubieran descubierto el aspecto lúdico de la lectura porque en la escuela, a veces, sobre todo en materias manejadas por hombres de saco y sombrero, aburridos, tan jodidos por sus padres, gracias a ellos, leer era aburrido. Quisiera echarles la culpa a esos hombres por mis dos exámenes extraordinarios de física, uno de trigonometría analítica y tres exámenes de anatomía. Si fuera versado en alguno de estos temas, haría libros interactivos de ellos pero también debo aceptar que siempre fui un muchacho distraído, que siempre prefería la ficción en sus múltiples formas para olvidar la maldita seriedad de estos hombres, que prefiero reírme dieciséis veces antes que aprender estructuras y formas que lo simplifiquen todo y erradiquen toda esperanza de conservar un misterio, un enigma o la posibilidad de crear un nuevo dios.

Te invito a jugar en la página 21. Supón que no leíste el párrafo de arriba pero otra cosa: Mateo, por ejemplo, en esta página es un súper héroe o es el héroe de una historia steampunk. En la página 21, Mateo sueña con ser James Bond o por fin, después de muchos sacrificios, logrará casarse con Dalila. O puede ser que nunca le gustó Dalila y pensaste, como yo, que Nico era mujer, su mejor amiga, y finalmente ocurrió algo entre ellos, después de 217 capítulos ellos admitieron su amor y es hora de cerrar, no sólo la temporada, pero la serie, porque la gente ya no espera otra cosa. Es agradable terminar enamorados una historia.

En la página 21 te encontraste con un laberinto de monstruos, minotauros, caballeros ciegos, fuegos fatuos, carteros perdidos, héroes de la clase media, obreros e indígenas tarahumaras rezándole a sus dioses. La página 21 son los murales de Siqueiros o los grabados de William Blake. La página 21 contiene un fragmento del universo, pero tamaño fragmento, que guarda apenas todo lo conocido por la materia humana (cosa que creemos vasta pero, en realidad, es tan pequeña, tan tierna como un cachorrito recién nacido). La página 21 es tuya. Si la aceptas, te la regalo: es el final que siempre quisiste o el inicio de una peligrosísima aventura.