Parece que has llegado al matadero. Perdón, antes había un letrero en la puerta pero alguien lo quitó y qué incómodo. Pásale por aquí, te voy a contar cuantas veces ha muerto Mateo. Aquí guardamos todos sus cuerpos en sus múltiples formas.
Mira, este murió calcinado por el fuego de un dragón. Este otro murió por los cuchillos de una señora que es muy habilidosa con los filos. Este que ves aquí, es el cuerpo de Mateo que murió masticado por las doscientas bocas de un dios nostálgico. Estos son los Mateos golpeados, estos son los suicidas y estos más, son los que murieron atropellados o hechos puré de carne. A este le pasó algo muy extraño: la mitad de su cuerpo entró a una dimensión donde existe la antimateria y esa otra mitad, según me han dicho, todavía vive mientras que esta, bueno, nomás mírale el color, ya está bien muerta.
Aquí nada más los guardamos. En otra página, según me han dicho, procesan los espíritus restantes de estos cuerpos para darle vida nueva a Mateo y que las cosas corran normales en la página uno. ¿No te habías dado cuenta? Bueno, eso habla de lo perfeccionistas que somos en nuestro trabajo. Lástima que nos encontramos en la página 31. Se supone que no hay modo obvio de llegar aquí. Quizás podemos convencerte de que esto es un sueño y que no hay modo de que este espectáculo grotesco de los múltiples muertos de Mateo esté sucediendo. Como decíamos: usamos una energía de vida, un maná, un proceso muy especial para la resurrección. La pura felicidad.
No te preocupes, podemos garantizarte que el proceso de resurrección como tal, no es doloroso; al menos eso le debemos a nuestro personaje estrella.