Sin embargo, siempre hay una excepción a la regla (ella, que lo hizo posible).

Nunca había viajado en avión. Se reservaron y se recogieron los boletos como cinco días antes. Entonces tuve tiempo para asimilarlo: si, me iba a subir a un avión… diablos si. Y sólo podía recordar la película de La Dimensión Desconocida, la historia donde actua John Lithgow: donde un duende hace lo posible por espantarlo… arrancando pedacitos del ala poco a poco. Me acuerdo que en esa película, el avión se movía bastante. Harta turbulencia.

Eso y las historias de los que se han subido a un avión.

Fantazy: “Y la gente se hace como hormiguitas! y sientes que puedes tocar las nubes de algodón! y sientes como sube el avión! y te dan ganas de reír cuando asciende!”

« DuVeth »: “y lo peor es si te toca al lado de una turbina durante todo el viaje,estarás pendiente de ella por la ventana para ver si falla. (Ajem, yo debiera de tranquilizarle verdad?)”

Don Arturo: “Vive tu experiencia, pero no diré lo que siento yo. Yo me aterré, luego me tranquilicé y luego me volví a aterrar.”

Si… no pude dormir de pensar que me subiría a un avión. Hasta me puse a chatear con el novio de Fantazy. Trabaja en Mexicana y afortunadamente, me hizo sentir mejor.

Lo mejor vino después, al día siguiente, desayunando en el aeropuerto platicamos mis tíos y yo. Si… me platicaron de la turbulencia, que no deja pegar el ojo… me platicaron de las tormentas eléctricas que ves los rayos en las nubes, a unos cuantos metros y no puedes hacer nada… cositas nimias, nada más. Y yo que me estaba espantando…

Me subí al avión temblando. Es más, la azafata me vio con sonrisa de: “Ajá, es tú primera vez… tome su frasquito de vaselina y con la turbulencia, se siente más rico”, la azafata mueve los brazos a la izquierda a la derecha, “Antes de despegar, cierre los ojos, ajústese su cinturón y no batalle. Al que batalla le toca más duro”, sonríe y me enseña el mazo de la verdad, “La máscara de oxígeno bajará en el momento que usted grite desesperadamente, si tiene un niño a un lado, colóquele la máscara primero y recuerde moverlas”, la azafata muestra la máscara de la muerte y sus dientes brillan intensamente, “Usted sonría y muévalas, ¡así así, rico así!. Que tenga buen viaje”.

Después dio el mismo discurso en inglés y los gringos, tan bonitos ellos, nomás se reían. En fin.

Me senté y no me tocó turbina… me tocó ala.

Vi como el ala hacía tantas cosas, se movían los alerones: se alzaban y se bajaban. Pero el avión no se movía. Y los alerones si, oh si, se movían tanto tanto. Arriba y abajo, alerones. Y el avión no se movía. Perfecto, pensé… ahorita nos dicen que el avión no sirven, pero que nos van a meter en un turbo-camión que nos dejará en 1 hora a nuestro destino. Me parece de lo mejor.

Entonces… el avión empezó a moverse.

Se movía despacito… dando vueltas… agarrando pista yo creo, pero se movía despacito… así así, con calmita. Con calmita. Todo con calmita… espera, no…

“Señores pasajeros, vamos a comenzar el despegue”.

¡Cabrón! ¡Se mueve pero en reputachingaloca! ¡CON CALMITA, POR FAVOR, CON CALMITA!

Hijosu…

¡Ay con calmita! ¡Ay con calmita…!

tuve uno de esos orgasmos…

¡Ay mi Mexicana(TM) hermosa!

Ay… ay… ay ¡Dolor de mis amores!