Su desayuno son dos cafés cada mañana y tres o cuatro cigarrillos. Cuando se levanta, piensa que debiera dejar de fumar y en la noche, el sentimiento es certero. ¿Pero qué importa? Sus pulmones eran jóvenes, o eso pensaba. Y la primera línea, no puede abandonarla. ¿Qué hay de importante en el desayuno? ¿En los dos cafés de cada mañana? Hay un cuento encerrado, piensa, hay un cuento encerrado dentro de esa línea y merece ser escrito. ¿O serán mil cuentitos distintos? No lo sabe, se bebe su café y piensa… ¿por qué dos cada mañana? ¿Qué me encierras, querida línea, qué no me quieres contar?