…es que uno encuentra una diversidad de seres que corren en las mañanas. ¿De qué hablo? Bue… supongo, que debo explicarles una cosa (y creo que si han leído de vez en cuando este blog, se intuye… creo): Yo soy un fumador empedernido. Me chuto de una cajetilla a una cajetilla y media al día. Cuando no tengo para comprar cigarros, me chuto media cajetilla gorroneando. Llevo, al menos, un año con ese ritmo. Antes, era media cajetilla al día. Antes de ser media cajetilla al día, eran ocho cigarrillos al día. Antes de ser ocho, eran dos cigarritos nomás. Es un patrón. El que empiece a fumar o el que se crea fumador social, no se preocupe, eventualmente será un fumanchú o un chacucaco como yo… podrá tomar años, pero el vicio es fuerte… no hay prisa.

El día de hoy, me levanté temprano y me dije–: ¡Muy bien, Tetecito! ¡Este es uno de esos días en que deberías dejar de fumar! ¿Y sabes qué no has intentado?

–¿¡QUÉ?! –pregunta de los niños.

–¡Correr en las mañanas!

–¡GUORALE! –risa de los niños, entremezclado con aplausos de los papás y exclamaciones de los abuelitos. No, no estamos viendo Chabelo, pero como si fuera.

–¡Así es, amiguitos! ¡Y el método del día de hoy es masoquista! –niños: WOOOOOW–, Dejen traigo al Doctor Pichulita para que les explique la efectividad de este método según la compleja telaraña psicológica que es Teté.

–Gracias, gracias. ¡Hola niños!

–¡Hola, Doctor Pichulita!

–¿Cómo dicen?

–¡PI-CHU-LI-TA!

–¡Jojojoy! ¡Niños Saludables! Bien… como Big Sadistic Mudafuque les iba diciendo, el método es masoquista. ¿Por qué? Verán niños, la cosa es que Teté salga a correr en las mañanas y se de cuenta del severo año que le ha hecho a sus pulmones con sus cuatro años de fumador. El propósito es hacerlo dar vueltas por el parque y respire ruidosamente, haciendo notable lo tanto que ha fumado y cuánta condición física ha perdido a través de los años. Demostrémosle que de sus años de defensor delantero y remero ramero, no queda nada. Así le entrarán las ganas de dejarlo. ¿Y saben qué más, niños?

–¿¡QUÉ?!

–¡Es saludable! ¡Así Teté hará otro ejercicio distinto a jalársela en las noches! ¿Qué les parece?

–¡HURRAAAAAAaaaaaa!

–¿Y saben dónde es buen lugar?

–¿¡Dónde!?

Ni puta idea. Salí con eso en mente–: Quiero ir a correr, quiero ir a correr. Y pues, salí a caminar, tratando de recordar donde había un parque por ahí… como no recordaba, estaba dispuesto a ir a C.U. Específicamente, a las Islas. Quería aprovechar que habían pintado un nuevo caminito para las bicicletas y también, quería hacer pose de metrosexual pandroso… demostrando mis piernotas pa correr (¡A huevo!). Bien, ya estaba llegando al metro cuando pensé–: No… ¡qué flojera ir hasta C.U.!

Me regresé y decidí irme hacia la tiendita, a ver si de casualidad estaba abierta. La casualidad se dio y pasé a ver al señor.

–Buenos días.

–¡Buenos días, joven! ¿Qué? ¿Ahora usted, se cayó del escritorio o qué?

–Neh, ya ve que es uno de esos días en que “me levanto temprano”.

–Ya va, ya va.

–Si… este, ¿usted sabe dónde hay un parquecito por aquí?

–¿Para hacer ejercicio?

(¡Ya vamos a saber dónde, niños! ¡YEEEEEEEEEEEEEY!)

–Si.

–Caminando derecho por la diagonal, está el parquecito de Vertiz y Caleta.

–Ahhh, muy bien. ¡Gracias!

–Oiga, oiga… joven, espere.

–¿Si?

–Tómese uno de estos.

Me dio un Yakult. Si, esto parece comercial… pero no es con esa intención. Lo prometo. Y de una vez por todas, aproveché para probar esa madre que siempre me había parecido asquerosa. Cuando me la tomé, no me pareció tan mal… es agua pintada de leche, con harta azúcar. Nada del otro mundo. Caminé, harto jubiloso, zampándome mi Yakult, al parquecito.

Al llegar, vi a mucha gente corriendo y caminando. Me sentí un “invasor”, pues no había nadie de mi edad. Me dediqué a caminar, para familiarizarme con el parque y para ver a la gente que estaba caminando. Gorditos, gorditas, señores de treinta a cuarenta, viejitos, viejitas, extremadamente obesos. Con su permiso, les llegó el fumador que esta reivindicándose. Pues caminando, con calmita, con calmita… si, caminando, admira el paisaje, sonríete, di que no quieres regresar a tu mega-macro-panzota… eso, ahora empieza a trotar. Muy bien, muy bien, todo va bien, ¿ves? No fue tan difícil… ¿por qué respiras así? ¿Los pulmones por la garganta? ¡Nah! ¡Eso es para debiluchos! ¡Respire como todo un corredor! Un, dos, un, dos, un, dos, un, dos, tres, tres, tres, tres… u-tr, dun, esos, uf, uf, uf, ack AGH AGH AGH.

Había planeado cinco vueltecitas.

Sólo hice dos.

El cigarro y años de no hacer ejercicio, realmente me han afectado.

–¡BUUUUUUUUUUUU! –niños.

Ya sé, ya sé… lo haré mañana otra vez. Si no bajo de dos vueltas, en dos semanas… le aumentaré otra, despacito, muy despacito. Ji ji.

(Big Sadistic Mudafuque sonríe).