A beautiful morning with you. Sonidos templados (¿existe eso en los sonidos?). Vaivén, a eso me refiero, es un vaivén en las mañanas, una progresión que sube de derecha a izquierda y el centro, pues, es el centro armonioso, ¿o sería mejor “armónico”? En las mañanas no hay palabras, nadie tiene que decir nada, sólo abrir los ojos y difuminarlo con la mirada entre abierta, el sopor del sueño. Aún las mañanas, aquellas mañanas bobas, donde me despiertas a brincos o quitándome las sábanas, son mañanas que recuerdo como si fuera un joven eterno e inmortal. No porque esté enamorado precisamente, aunque seguramente eso contribuye enormemente, sino porque me siento como un niño, como una regresión a los días tranquilos. ¿Eso lo hace estar enamorado? ¿Y cuántos años podré disfrutar de estas mañanas, cuya hermosura es casi mística? O mágica, ay Dios, que cómo lo explico. ¿Será qué en unos años, estas mañanas perderán su encanto? ¿Será que en algunos años, extrañe estas mañanas y me las guarde, receloso, mientras hablo idioteces con amigos y familiares? Me queda un último cigarrillo y lo prendo, nomás porque si, no tengo miedo. La verdad es que no… no tengo miedo de perder. Siento que lo tendré para siempre. Y si no para siempre, móndrigo…

…al menos antes de pudrirme.