–Primero: hay que asegurarse de que no haya agua caliente… para hacer eso, divídase gastos con un venezolano que misteriosamente se acabe su dinero un día antes de que el butano se acabe (¿es butano?).
–Segundo: asegúrese que sea en una temporada de frío, para que en la noche, no sé… los once grados conviertan el pinche tinaco en un refrigerador. Duerma tranquilo, no necesita hacer más… el agua parecerán cuchillas de hielo al día siguiente.
–Tercero: antes de meterse a bañar, sienta el calorcito rico que viene con la modorra de despertarse y recién abandonar las sábanas. Acérquese a su baño, mientras su mente repita el siguiente loop continuo: Mi abuela se bañaba con agua fría. Mi abuela se bañaba con agua fría y no se quejaba. Mi abuela se bañaba con agua fría y no se quejaba como niñita. Ya que esté bien mentalizado con eso, repita lo siguiente: El agua fría es buena para que se activen los anticuerpos. El agua fría es buena para que se activen los anticuerpos. El agua fría es buena para que se activen los anticuerpo.
–Cuarto: desnúdese, métase al baño, respire hondo, abra la llave y observe el agua caer.
–Quinto: disyuntiva: O bien, es válido ser una niñita cobarde que se echa un poco de agua en la cara, en el cuello, en el pecho y en las piernas para que el cuerpo se vaya acostumbrando a esa temperatura. O puede ser un pinche hombre, HOMBRE (independientemente del sexo), y meterse al agua sin dilaciones, obligándose con un estruendoso grito de guerra.
–Sexto: mientras empiezas a sufrir signos de hipotermia, el siguiente loop continuo es: Cuarenta veces de esto y me acostumbraré, cuarenta veces de esto y adquiriré una nueva habilidad, cuarenta veces de esto… ¡PUTO FRÍO DE MIERDA!