–Mira… a Bob le han crecido alas.
–Si, es que quería salir volando porque no regresabas con los cigarros.
–…
–Así que tan sólo le puse un ala, para que no pudiera salir a buscarte.
–Mira nomás.
–Siempre tan callado.
–No tengo nada de que hablar… realmente, decir algo lo desvirtúa. Le quita valor. Le quita fortaleza. Le quita propósito. No tengo porque decir nada si no hay necesidad de decirlo, mejor escribirlo. Además… de verdad, no tengo nada interesante que decir.
Se quedó un rato en silencio. Todos se quedan un rato en silencio cuando les digo esas mismas líneas. Angela Fuste en el monitor, que mujer tan guapa, tan elegante. Se parece a Jenniffer Connelly.
Es más fácil conocer a un poeta leyéndole, que invitándole la comida y un café. Creo que Brodsky (poeta [ruso]) dijo eso.
–No me parece así, a veces creo que tienes muchas cosas que decir. A veces me parece que tu vida es tan interesante, con todo el movimiento, todo lo que pasa por tu cabeza, todo lo que haces allá adentro. Independientemente de si es verdad o no.
Y durmió, ya no dijo más, se le calmó la respiración, tranquilizó su ira, se disolvió su enojo y durmió. Y yo me quedé pensando… me quedé pensando, como siempre.
