Luoc es un anagrama de culo y no me di cuenta hasta que terminé de escribir el título. Así es, hasta el culo de chamba… tenemos cuatro proyecto: dos cervezas, una compañía de aparatos electrónicos y un canal de televisión por cable. De esos cuatro, yo estoy editando tres y ya me prometieron que vamos a trabajar fin de semana también, así que no ando como que muy libre para pasear de aquí para allá: ni salir por el café porque entonces ya anda alguien gritando que donde están sus quicktimes y que si ya se bajó su material y que si ya se hizo su transfer. Etcétera. Tengo hambre, no he comido. Tengo algo de sueño, ayer me dormí un poco tarde, y hoy me desperté más tarde. Afortunadamente, hoy no tuve a nadie gritando mi nombre durante diez minutos, ni interrumpiendo mi regaderazo con agua fría (les digo, uno a todo se acostumbra). Es más sano, ya siento la diferencia, oh si [eso lo digo para invitar a otros que se bañen con agua fría {No quiero ser el único que sufra… porfis}]).
En mis tiempos libres, como este, me dedico a escribir o a dibujar monines. ¿Ya sabían?
Ese de allá arriba es Simón Dor.
Ayer vino Ariadna y platicamos un rato, se sintió bien que alguien viniera a visitarme, aún con toda la carga de trabajo. Ella, en su post, platica la coincidencia de que la hermana de Jorge fuera su profesora en la secundaria. Si, el mundo es muy pequeño y todas esas cosas me hacen pensar que de alguna manera, todos nosotros estamos conectados. Ariadna es una de mis mejores amigas, igual que Fernanda, ella es de esas amigas que no perderé de vista en años. Igual y nunca. Soy muy malo para conservar a los amigos, pero hey… nunca he sido fácil, siguiendo cliché de blog–: O soy agrio, o soy dulce, o soy indiferente, depende de como me levante. Me acuerdo del caso cuando llegó una chava nueva a trabajar aquí, sobrina del compadre de Jorge (eso no me enteré hasta después [casualmente, esta allá afuera]) y como a las siete de la noche, de un día pesado, me la trajo Cryztales y me preguntó si se quedaba para ayudarme. Se veía tan tierna, mirándome con cara de nuevo trabajo, servicial y buena onda.
–¿Y yo para qué la quiero aquí? –geta malencarada.
Ella no regresó a trabajar al siguiente día.
Aún no sé si fue por mi cara, o por decisión de ella, o combinación de ambas. Puaft, ¿qué se le va a hacer? Al día siguiente quise pedirle disculpas, pero como no regresó… repito, ¿qué se le va a hacer? Podría pedirle disculpas ahorita, asomarme y decirle–: Perdón por como te traté aquella vez, solamente que llegó en el momento en que no estoy de ánimos para disculparme. ¿Ya se le habrá olvidado? No creo, las mujeres no olvidan una y peor tantito si es cuestión trabajo. Además, si me preocupa, pero no me carcome el alma. Igual y el karma obliga a que yo trabaje para ella, en alguna ocasión, y así pagaré mi deuda cósmica.
Viendo estas cosas, pienso que no dibujo tan mal. Así como no escribo tan mal. No pienso que dibuje o escriba de manera excelente, para nada. Para ser un autodidacta en ambas disciplinas, al menos he logrado cubrir un mínimo. ¿Qué me hizo ser un “artista”? ¿Qué obligó, en mi formación, a que me gustara la lectura, la escritura, el dibujo? La mayor parte de la culpa la tiene mi madre, que desde niño me obligó a buscar el arte. Primero fue con un pianito (fisher price), después fue comprándome acuarelas y un cabastro de mi estatura para tratar de pintar, me compró libros de Max Fleischer, donde se enseña como se deben hacer las proporciones en una caricatura, el método de las figuras geométricas y demás. Mi primer cuadro fue un Pato Donald. Y la abuela, habrá tenido la culpa con los periódicos que guardaba, los libros que leía en la noche (porque si leía, aunque ella, a veces, se autodenominaba “burra” por haber venido de un pueblo). Ella me platicaba los libros que leía. Mi tía también, cuidaba mucho mi ortografía, me enseñaba los cuentos que escribía, me señalaba las películas y sus diferencias con los libros. Eso me obligó a leer y leer me obligó a crear, así como dibujé un Pato Donald y descubrí que había una técnica atrás del dibujo.
Cuando camino, pienso si esto servirá de algo: escribir de los días, guardar un registro, expresar lo que soy de esta manera. Igual de haber tenido una familia que se dedicara a los negocios me hubiera hecho un hombre más prolífico en el aspecto del dinero. Aunque mi abuela era una excelente vendedora, algo le aprendí de los años que pasamos juntos, vendiendo zapatos en el mercado. Igual y también se me quedó algo en el inconsciente, después de que ella me llevaba en la espalda, vendiendo joyería de puerta en puerta, allá en la Balbuena. Si tengo necesidad de vender algo o de regatear un precio, lo puedo hacer con facilidad, frente a frente. Escribiendo no soy muy buen vendedor. ¿Quién sabe? ¿Memoria genética?
Si hablamos de memoria genética, podría ser político o líder sindical, igual que Rosendo Salazar. Tengo familia con buenas habilidades en ambos lados, es una lástima que soy un bastardo Fest y nieto abandonado Salazar. Si fuera un Rojas menos necio, igual y podría recurrir a esas ramas genealógicas entrelazadas y aprender un poco más de todo. Sería otro tipo de hombre. Sería alguien que no escribe, que no dibuja, que no trabaja en publicidad.
Igual y sería un monstruo.