Pues ya fue la Iwishisuchicochacom. Si le dan click, podrán encontrar información al respecto, las reseñas, las fotos, la lista de asistencia e igual, hasta los flyers de básico.fm (porque escuchar es… básico, ¡TUN TUN TUN!). ¿Y pienso yo decir lo que opino de la conferencia?
A grandes rasgos: A quien me preguntó, en el sushi, le dije que en general me pareció aburrida. No retiro lo dicho. La excepción fue la ponencia de José Luis Orihuela, quien se nota ya tiene colmillo para hablar de blogs. Claro, la ponencia de Eduardo y la de WOMs (de quien hice público gritón y palero), me parecieron interesantes e iba yo con ánimo de escuchar que tenían ellos que decir del medio, a los medios. La de Alberto Chimal también estuvo buenísima, me gustó mucho su capacidad para hilar palabras y hacerlas efectivas, verbalmente. Hablaron de temas que me interesaron, en vez de una introducción al mundo weblogger o el resultado de su experimento comunicativo. Sin embargo, unos meses atrás, que asistí al cafecito que organizaron para celebrar el maravilloso hiperfantástico y fabuloso “Día del Weblogger”, Gustavo me vendió la idea de una ponencia un poco más… animada y variada. Menos formal. Me ofreció un espacio, para sentarme junto a los nombres de la blogósfera mexicana. Estuve tentado en aceptar la oferta, hablar de los blogs personales (que Armando lo manejó muy bien, yo no me hubiera enfocado a la egolatría, porque soy demasiado narcisista para ello), e igual, y hubiera resultado igual de acartonado.
Para la otra será.
Y quien hubiera dado mi ponencia, hubiera sido el pinche cacto.
Se hace de noche, amenaza con seguir lloviendo, tal vez todo es culpa del huracán. Y yo escucho El Espacio de Café Tacvba. Ya se hizo de noche, hice toda una pausa para terminar un transfer y ver que ofrece el internet. Es curioso, como el internet nos lo pone casi todo en bandeja de plata, como podemos pasar horas en el artículo aleatorio de la Wikipedia y aprender un poco más. También, investigué mejor el significado de la palabra noria y sé que son tres cosas, aunque cuando escucho “noria” pienso que es una mujer o que es un lugar, lleno de playa y mar. La Noria suena como la playa donde el guerrero pondrá su toalla, pondrá su hielera de coca colas (las cuales le harán daño, por su Síndrome de Intestino Irritable) y se sentará a disfrutar los últimos minutos de una existencia. Tal vez una existencia fácil, una existencia nada complicada… pero para él, fue tan duro como despertar de un sueño.
Estará en esa playa, en la Noria, una palabra que no tiene que ver con playas, pero si con la fortuna giratoria, y aquel ilapso, su pequeña tregua que vivió a los veintitrés años, no se comparará a la paz que siente al escuchar las gaviotas, al sentir la brisa, al acariciar las rodillas de una mujer de vestido blanco que esta a su lado. Where is my mind? El viejo, con lentes oscuros y barba descuidada, se dirá que es un final endiabladamente cursi, pero merecido. Ya a esas alturas, lo cursi y lo frío, lo objetivo y lo subjetivo, lo particular y lo general, valdrán lo mismo que cada una de esas cocas que están enfriándose en la hielera. Un trago y terminarán como la orina… evaporada tu vida en el ambiente.
Tendrá una cajetilla de cigarros, espera que sigan siendo Camel y se fumará una por Joe. Mirará a la mujer del vestido blanco, se mirará así mismo, dos segundos atrás… cuarenta años atrás, y se dirá que sigue siendo un pendejo argentino, después de todo… de botana, estará comiendo una bola de queso Oaxaca –quesillo de Chipilo–, abrirá la boca grande y morderá sin respetar las hebras, y el sol y la arena y la coca cola y el camel, y después cada una de las hebras las respetará como si fuese el pan de Dios, y la hostia divina y las gaviotas y el vestido blanco de la mujer y la mujer,
y la hielera
y los lentes oscuros.
y cierra los ojos,
y se acaba la fiesta.