Y les dije que me iba, les prometí que no sería por mucho tiempo. ¿Qué pasaron? ¿Dos semanas? ¿Hicieron quinielas? ¿Ya decían ustedes? ¿Creían que la B se quedaría por tiempo indefinido? Sepa, ella seguirá publicando de vez en vez y yo, pues ya tengo recursos para seguir escribiendo. El que regrese no quiere decir que publicaré todos los días… aún tengo que “trabajar” en muchas cosas, específicamente los escritos pendientes que quiero dejar listos para uno que otro concurso. No sé si los voy a ganar, pero eso no importa… finalmente, si lo gano es un extra que no esperaba o con el que no contaba.
A ver qué tal me va.
Oficialmente, he dejado de trabajar en Carrillo Casting. Eso ya lo sabían, pero ayer o antier o anti-antier sentí el efecto post-traumático (mamón)… abrí los ojos y miré el techo, blanco (sin albur) y pensé–: Wow, no tengo nada que editar. Wow, no sube nadie a despertarme para trabajar. Wow, igual y hoy puedo salirme a tomar un café sin pensar que en cualquier momento me darán el orden de edición y ay dio’. Ahora pienso–: ¿Y con qué varo me voy a salir a tomar el café? Pero eso sí, comida no falta, techo donde dormir tampoco y puedo contar con una que otra coca(cola) patrocinada por mi familia. Es más que suficiente por el momento, hasta que se acumule el siguiente fuego.
Vivo en un departamento donde somos puros varones. Se nota cuando uno llega. La limpieza no se hace porque los dos grandotes trabajan y el escuincle (mi carnal) pues le empezó a dar flojera porque se sintió el único limpiando. Afortunadamente he llegado para dirigirlo (a huevo). La entrada de la casa es una promesa para lo que hay detrás de puertas (bienvenido, Bob)… telarañas y telarañas, suficientes telarañas para hacer un vestido de novia. Los japoneses pensarían que somos muy afortunados, porque en cada esquina una patona nos vigila el dinero. En la sala, dos televisores gigantes, una vieja máquina de coser, un burro de planchar y muchas cajas esperan el momento para ir a la basura. Reminiscencias de una o dos presencias femeninas que no buscan regresar.
Asimismo, vivo en una casa de dos ingenieros y un hermano que creció entre ellos. Esta llena de gadgets: un proyector para la playstation 2 y una máquina, que posee películas y series, que están constantemente actualizándose con una banda ancha. ¿Y luego? Se borran o se queman. También, la señal de cable esta directamente conectada a la computadora y esta, a su vez, la traslada al proyector. La banda ancha, evidentemente, esta conectada en wireless y esto pasa la información a cuatro computadoras instaladas en la casa (incluyendo la mía). Hay un hometheater y próximamente, el plan es conectar una serie de xbox para que cada quien pueda ver las películas/series en su habitación.
No es tan cómodo como parece, porque aún, una mesa que es una herencia de treinta años, sigue instalada en la sala y también esos anáqueles feos y demasiado prácticos que le encantaban a mi abuela (pensaba porque feo, porque no bonito… y llegué a la conclusión de que cuando uno educa a seis escuincles que rompen lo bonito, uno se va por lo feo y por lo práctico de la vida… y así, se educa uno, se educa uno… se educa uno). Esos anaqueles hay que quitarlos para hacer espacio, donde eventualmente habrá unos sillones o unas sillas reclinables. Un pequeño safe haven, un paraíso en miniatura. Las cajas, por supuesto, cajas y cajas, llenas de papeles, de empresas que dejaron de funcionar, de actas y de tenencias, de boletas escolares… falta escoger lo que sirve y lo que no.
Apenas hoy quité unos de esos anaqueles (para mi son como una pesadilla), que estaban en la habitación donde voy a dormir. Finalmente ya hay espacio para mi cama. Aún no hay espacio para lo demás, pero al menos, ya puedo dormir en mi propio colchón. Lo demás, ya lo veremos con el tiempo… ya no habrá tantas modelos, ni culos bonitos en mi vida, ahora soy un geek de familia que esta buscando arreglar su rinconcito