Y me quedé pensando un rato, siempre pensando. Y si, ya tengo cigarros.

Antes me preocupaba por la blogósfera, o por las personas que escribían a su alrededor. Antes pensaba que éramos un universo muy bien definido, entonces me inmiscuí y abandoné el mero hecho de observador para también convertirme en un actor. Y la blogósfera creció, solita y lo sigue haciendo, y ya grandota, me convirtieron en una especie de portavoz. De repente, mi blog influía enórmemente en nuevos blogs, así como mi blog era una oportunidad para que otros fueran visitados de manera regular. Por eso mis visitas aumentaron y por ello, más gente me comentaba aunque fuera una tontería. Mamonería aparte, nunca me ha gustado eso, cada quien se gana el mérito que merece, por lo mismo no me dedicaba a borrar los comentarios que me parecían insulsos o que no tenían sentido con el post. Si ganaban un par de visitas a mi costa y sus textos eran lo suficientemente relevantes para el visitante (y el propio autor), entonces todos salían ganando (lo que fuera: conocimiento, diversión, información, un nuevo amigo, un fuckbuddy, whatever). Los visitantes que me intentaban usar de trampolín, se vieron repentinamente frenados al no darles una respuesta (que supongo esperaban) y yo abandoné mi status de “trampolín al millar de lectores”. Creo que funcionó, ahora pocas personas me visitan y, espero, se dedican a leer lo que aquí se escribe. Ahora los pocos comentarios que me dejan me aportan una diversión, no una presión por ayudar a que te visiten, o por hacer crecer la comunidad, o por enseñarte como se hace tal y tal. También por eso la creación de “Ramas”, para redireccionar las ansias de “fama” a otro lugar.

Ahora me siento como un “blogstar retirado” y eso, de alguna forma, esta bien. Menos presión social internetesca para amamantar chamacos.

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En este momento, que he perdido la influencia que tenía sobre otros y como esos “otros” han crecido exponencialmente demasiado (o nos han abandonado al cementerio blogger), donde ya no se sabe quien es quien en la blogósfera, siento un poco de inseguridad (ajá). Más bien, el mero hecho de mirar el crecimiento exponencial de la blogósfera, me da inseguridad (ajá). Puede ser que, al haber perdido mi trabajo y pronto regresar a la escuela, bajo la premisa de terminar una puta carrera, me da inseguridad (ajá). Más bien, el crecimiento irrisorio de los blogs de gente necia que intenta definirse como portadores de verdades absolutas y universales, bajo la condición de que el blog les da una libertad de expresión y contaminan al que se deje con su discurso, con su opinión que necesita ser escuchada, me da inseguridad (ajá). Tal vez, descubrir que escribir un blog es más divertido que serio, que escribir y representar mi vida en línea es más diversión que seriedad, me da inseguridad (ajá). O me espanta que, los blogs que cada vez crecen más, poseen unas horribles faltas de ortografía, moral y buenas costumbres y se valen de un humor, más bien, escatológico, igual que los programas de televisa o peor aún, que los gringos, pura inseguridad (ajá). Me asombra la cantidad de lectores que puede tener uno de esos, también me asombra que ninguno de ellos considere las posibilidades educativas, el poder mediático, el alcance que tiene una de estas chingaderas, eso es lo que me da algo de inseguridad (ajá).

Cada quien usa la herramienta para su beneficio, pienso. Y México lo esta usando para demostrar el estado actual de su cultura. Después de todo, aún escribiendo lo más divertido, lo más hakuna matata, lo más inocentito con sus destellotes de buen y facilote humor, es un reflejo de lo que estas viviendo. Un reflejo de tu persona, un reflejo de tu estado, un reflejo de tu país, un reflejo de tu pinche madre, un reflejo de tu educación y así, nos vamos hasta el infinito, que todo lo reflejas.

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Ahora me lee poca gente y tengo, más o menos, un buen radar de quienes me leen. Sé que con ellos podría tomar una cerveza tranquilamente (que de por sí, no tomo) y discutir sin ningún problema de que alguno, en su desinhibición etílica, quiera demostrar que es más o quiera lamer botas. O ambos, en el peor de los casos.

Eso es la blogósfera… es un barsote de gente. Y esta opinión tan vaga y general, no sé porque la escribo, pero me prometí que escribiría más a menudo, aunque fueran idioteces como esta.