Estoy agripado y cada que pienso en lecturas o lingüística, por consecuencia de la gripa, tiembla mi cerebro como si algún usuario molesto de messenger le estuviera dando click al Wink constántemente. En estos periodos pongo comas donde no van, me quedo pensando durante largos ratos como se conjuga un verbo, me vuela en la cabeza lo que dijeron en los encuentros del Colegio de Letras Modernas–: “¿Qué tipo de alumnos somos, si estudiamos literatura en una lengua que no es la nuestra?” y las oportunidades se me presentan como imágenes flotantes en el pasillo de la Muerte, cubiertas de niebla, presumiéndose como futuros alternos, como presentes que mueren por una brevísima inacción o indecisión. Hoy estuve enfermo, yendo a la cama y regresando a la computadora navegando sin pasión el internet, o también, viendo la tele y escuchando música ocasionalmente. Nada de leer libros, nada de leer muy escandaloso. Platiqué con Eva hace unas horas y me dijo que el ocio se disfruta mejor con la persona que deseas estar, aún si no la amas profundamente. Se me hizo un enunciado muy sincero y lo anoté en alguna parte de la moleskin. Debería ponerle un nombre a la libreta de anotaciones, porque acostumbro a darle nombres a los objetos de recurrente uso porque siento el colectivo: de alguna manera son una extensión de mí, de alguna manera me estan representando y si tenemos mala suerte, son el verdadero reflejo de la persona quien soy. Por eso insisto en usar playeras de colores variados, –si, tal vez–, y sin ningún logotipo… una negación silenciosa a que me identifiquen, aunque me identifiquen como el tipo sin logotipos de colores.

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Aunque estoy enfermo, pienso que es saludable continuar desarrollando un post, al menos mantendrá a mi mente dispersa y evitará que piense en como las mucosidades se abultan en la nariz. Acabo de hablar por teléfono con Sol María y me hizo un poco de burla por la nariz tapada, me pareció tierno. Cada vez que hablo por teléfono con ella, me tranquilizo y pienso que las cosas estan bien, que continuamos siendo una pareja estable y compatible, a pesar de mis ataques neuróticos por el extrañamiento. “El ocio se disfruta mejor con la persona que deseas estar”, supongo que la convalecencia también y cuando estamos enfermos viene al cuerpo eso de amar profundamente, al menos dos segundos en lo que nos dedicamos al deterioro de nuestro físico. No preciso de una enfermera, no, pero me gustaría saber que ella esta a la vuelta de la esquina y que podríamos tomarnos un café en lo que cada uno se dedica a sus cosas. Los enamoramientos a distancia, aún siendo a dos horas, cuando tienes responsabilidades y cosas que hacer, son más difíciles. En mi caso: preferiría pasar mi tiempo con ella pero no es posible. Hay gente que también dispone de mi tiempo, hay proyectos que disponen de mi tiempo, hay inquietudes que disponen de mi tiempo, la vida es un constante intercambio de tiempo hasta que se termina, lo que me refiere al bonito texto de Casciari. Ella tiene una admirable capacidad de estoicismo: ni se le nota que me extraña y su discresión cuando lo demuestra es entre aberrante y tranquilizadora. Alguien debe tener los pies puestos en esta tierra supongo.

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Si bien, una solución que le encuentro a mis problemas mentales y neuróticos, es mandar todo al carajo. Es otro tipo de enfermedad que se me da muy bien, que lleva años desarrollándose y que cada vez es más difícil curarla. No puedo matarla, porque matarla me convertiría en un cuerpo sin pasiones. De alguna manera mi estado neurótico encuentra el hilo suelto en la madeja y se dedica a jalar, y jalar, y continua desarrollándose por horas, luego días y después meses. Mandarlo todo al carajo, eso debería hacer, y empezar nuevamente de cero, como si no me gustara. Debe ser que con una gripe también bajan las defensas psicológicas y la vida ya no tiene efectos mágicos. Al estar enfermo el cuerpo, al sentir su deterioro, uno sube el sharp de photoshop a las imágenes y las cosas resaltan su verdadero estado. Por ejemplo el problema político que hay en el país, donde la mayoría de sus habitantes esta consciente que debe votar por el menos peor. Hoy cometí el error de leer tres textos que desacreditan a los candidatos, individualmente o a todos por parejo. Cuando ganó Fox pensé ingenuamente que las cosas mejorarían en el país, que efectivamente, me sentiría más seguro caminando por las calles de la capital y que en general, el bienestar económico de la nación se vería reflejado en mí como individuo trabajando. Ajá… ni madres. Cuando ganó López Obrador, aún doliéndome, pensé que sus segundos pisos de veras serían efectivos, y al sufrir el tráfico para tratar de tomar clases casi de manera gratuita y recordar cuanto aumentó la deuda externa por sus experimentos en tiempo real, nada más se me retuerce el estómago. Entonces pienso que un Madrazo no nos caería mal, y recuerdo que su partido político es un hervidero de corrupción protegiendo a los pederastas y el señor Montiel, vamos, de Montiel no se hable. Tal vez Felipe Calderón, para darle una continuidad política al gobierno de Fox… pero no, si el gobierno de Vicente fue mediocre porque los otros partidos lo frenaban con sus propuestas, no promete nada Calderón y si resulta que debemos promover otra monopolio político a otro partido para ver avances, estamos mal de la cabeza. Y Felipe Calderón nomás no me da la espina, no tiene la presencia que se requiere para manejarse políticamente ante PRI’s, PRD’s y la putita del Partido Verde Ecologista que echa montón para irse con el que cree que es el ganador.

En un momento de desesperación, incluso, he pensado votar por el Dr. Simil. Pero la gripa esta distorsionando mis argumentos y lamento decir, que las medicinas del Dr. Simil, son baratas porque son la versión light de salud. Y he pensado, aunque me duele que el representante sea López Obrador, que es el PRD quien debería ganar esta ocasión para que se pruebe que México es un modelo democrático que da oportunidades a cada uno de los partidos. Si tan sólo los tres partidos dejaran de prometer y entregaran un análisis bien hecho de sus propuestas, entonces tendría una confianza. Pero tampoco pueden hacerlo, digo… porque la mayoría en este país no entiende sus líneas burocráticas, entonces es más sencillo confiar en el que grite más, en el que grite fuerte y claro, y entregamos nuestra confianza a quien no es ducho en la elegancia política, pero es excelente para la sencillez, lo burdo, lo vulgar y la agresividad que necesita el medio político.

–Hoy, Hoy, Hoy –por eso ganaste Fox.

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Después al leer el fiasco político para aprobar o desaprobar la “Ley Televisa”, asentí lentamente y leí por ahí como una serie de diputados dijeron flamantemente–: “¡Estuvimos durante trece horas discutiendo, qué ejercicio político tan interesante!”. Sorpresa, sorpresa, precisamente son millones de mexicanos los que pagan sus impuestos para que trabajen durante trece horas al día las leyes que nos sirven. No me vengan con mamadas de que un ejercicio político interesante y/o novedoso, si desde el principio para eso les estamos pagando güeyes. Y además, se dan el lujo de decir, al final de su intenso trabajo de trece horas–: Creo que no debimos aprobar la ley, jiji.

Pero es la gripa hablando, de no haberme enfermado y haberme ido a pasear, en vez de verdaderamente dedicarme a leer noticias y pensar como comentarlas…