Más que el calor, el dolor de cabeza, la presión, terminar de aceptarme y desglosarme. Callarme, sobre todo callarme y poner manos a la obra. En algún lugar, leí que unas personas son parte de un río y que las otras, son las piedras que lo frenan y lo purifican. ¿Alguien recuerda donde salió eso? Sucede así que el río se estrella contra las piedras y abandona en ellas los minerales. En el proceso de golpearse, también se refinan las piedras, se alisan. Me gustan los dos lugares, no sé con cual quedarme… pienso que soy la piedra, pienso que los encuentros, personales y breves que tengo con otros, de alguna manera cambia su actitud, así como refinan el mío. Me gusta pensar que soy la piedra, porque se ajusta más a la persona que soy, siempre pensando y renegando, neceando, discutiendo, empujando. En el caso de ser el río, que vida tan tranquila, tan calmada, el curso solamente es interrumpido por pocas piedras, pero sigues corriendo / fluyendo hacia donde debes llegar. ¿Y qué tal si…?

¿Qué tal si el mundo es plano y esta sostenido por cuatro elefantes? ¿Y cuando este mundo se tambalea, por el hipo o el pedo, de alguno de los animales… el agua se cae por el borde del mundo? Entonces acabas en el espacio, hecho hielo, supongo. O se desintegran tus átomos por completo y así, desintegrados los dos, cerquita de Dios, será lo que soñamos. Un vacío enorme. Terminas siendo vacío, pero sin abandonar el universo porque sigues siendo parte de ese conjunto en expansión… pero si… ¿qué tal si el universo esta encerrado en una caja de cartón con tres agujeros? ¿Qué tal si los pocos átomos supervivientes viajan eternamente para salirse de la caja? ¿A dónde llegarás entonces?