No fue hace mucho que dije sí al experimento, creo que llevo una semana con el chip en la nuca, y lo único que me ha salvado de un dolor insoportable, apuesto a que peor al de la erección que me provoca tu cuerpo desnudo, es mirar directamente a tus ojos y no separar la mirada de ellos. Que los ojos son bonitos, son las ventanas al alma, a través de los ojos forjas una cadena invisible que te puede unir a una persona para siempre, son tan bonitos los ojos que son la única parte del cuerpo de otro ser humano que puede reflejarme a la perfección y me hace sentir bien, porque es mi reflejo en un mundo distinto al mío, es mi presencia en otra realidad, la tuya, por ejemplo, tu realidad.
Y no dejas de sonreír. Vaya.
Tus ojos son bonitos y me han salvado de una serie de choques eléctricos. Pero necesitaba el dinero, ¿sabes? porque mi guitarra y mis canciones han estado muy flojas para los clientes de la ruta 27. He estado por cambiarme a la 23, donde se suben puros chavitos que van a una prepa fresa de aquellos rumbos y pareciera mentira, pero luego son bien generosos. Yo lo sé porque yo estudié ahí, ¿y no te digo? Son generosos y basta. Sencillamente no hay que decirles que puedes acabar cantando en los camiones, porque aparte de que los traumas, ya no aflojan el dinero.
¿Y luego? ¿Quién iba a decir qué hoy decidías dejar tu virginidad conmigo? Ya ni en las pinches novelas, me cae. Supongo que te debo una explicación vida mía, que tú nada más no dejas la sonrisa y sigues moviendo el culo como gata deseosa. Y yo aventándome un rollo muy bonito acerca de los ojos, creyéndome *the insight meister* y me sales con la sonrisita esa picarona. ¿Qué hoy dejamos de ser virgenes? Bueno, tú mi vida, yo tengo un par de mujeres en la cajuela. Y no creo que te robe la virginidad, al menos no hoy, dame tiempo para ver si me pagan otro mes. Me metí en eso porque necesitaba el dinero, me dio mucha hambre ese día y por alguna razón llegué a leer una hojita que decía: “Se buscan estudiantes universitarios para experimento biotecnológico. Se pagan 3,630 pesos mensuales. Primer pago de inmediato”. Parecía que tenía mi nombre caray, me metí al instituto, les pasé mi credencial y mi tira de materias, inmediatamente me señalaron a dónde debía ir y salí bien rapido, con efectivo en mi mano. ¡Me pagaron en efectivo! Supongo que en ese momento debí sospechar de consecuencias y efectos secundarios, y qué con mi cuerpo no se juega, algo así.
Pensaba contarte antes del dinero, ¿cómo creías que te estaba invitando más seguido al cine? ¿Por los pinches tacaños de la 27? No me pongas esa cara y quédate allá, de ese lado de la cama, pegadita a la guitarra, mírame a los ojos y no apartes la vista, porque si no me va a dar un dolor de los mil demonios y prefiero aguantarme la erección ahorita. Que bueno, creo que todo se solucionaría con una puñetita, incluso creo que tú podrías prestarme tu mano para mis propósitos siniestros, pero si mis ojos se apartan y se empiezan a enfocar en lo que no deben… ninguna mano será ayuda suficiente. Ya va, te voy a explicar la razón de mi predicamento.
Ese día, el doctor me dio una explicación muy clara, tan clara que hoy no recuerdo ni la mitad. Me dijo algo de un procedimiento de emergencia que podría aplicar si lo necesitaba, la cosa es que me podía dejar inconsciente durante dos días, incluso impotente si no tenía cuidado, que evitara recurrir a ello y que, preferentemente, me presentara de inmediato al instituto si surgía alguna emergencia. Me dio un papelito con las instrucciones, pero creo que lo perdí. Je. No me digas eso mi amor, esto no es una emergencia, nos podemos aguantar otro mes, ¿vale? Bueno, en realidad tres semanas, ¿por qué me sonríes así canija? ¡Estate! *¡Down! ¡Down! ¡Stay! ¡Fussssss, girl, fusssss!* Ahora, calladita te ves más bonita y permíteme continuar: El doctor me dijo que el chip funcionaba para inhibir y controlar estímulos visuales, aquellos que se provocan mirando las curvas de una mujer. Me dijo que estaban en fase de pruebas y que, las curvas pues, estimulan no sé que ondas cerebrales alfa, beta y omega, que se producen en el cerebro cuando los ojos, pues miran nalgas o caderas o senos. El doctor me explicó que el chip pretendía funcionar como un medio de control para el transporte público, como el metro y los camiones por ejemplo, para evitar a maloras que se la pasan tocando lo que no deben, cuando no deben y cuando no les dan permiso. Que yo estaba formando parte de un gran experimento y que la información que yo recaudara sería invaluable para, incluso, detectar y controlar a los violadores a tiempo.
El doctor entonces se puso serio y me miró directo a los ojos, me vi reflejado en él y en el vidrio de sus lentes. Me explicó entonces–: El chip estimulará ciertos nervios de su cuerpo para que se provoque una descarga eléctrica, un dolor que se compara a un calambre, si usted mira con malas intenciones por más de cinco segundos el cuerpo de una mujer. Yo me sentí bien seguro en ese momento, pensaba que no me la pasaba viendo viejas, le dije que me lo pusiera, que no se preocupara. Piénselo bien, me insistió, deslizó un contrato frente a mí el cual firmé diligéntemente, y salió de la habitación. Se retiró como diez minutos y regresó con una jeringota de este vuelo, por la ciencia doctor, le dije, me puso la jeringa en la nuca y madres, pinche dolor horrible. Luego me dio un papelito, pase por su pago con la recepcionista, lo veo dentro de un mes para el siguiente pago y para actualizar su chip, me dijo, y yo salí, satisfecho de recibir dinero por nada. Ese mismo día medio me arrepentí, porque me subí al camión con mi guitarra y se subió una vieja, tengo que confesarlo mi amor, se subió una vieja con unos pechos como de nodriza, con lo suficiente para amamantar a diez cachorritos, ¿sabes? Y luego su bendito escote primaveral. Pues que la miro, y uno, dos, tres, cuatro, cinco, me dio un calambre en la espalda. ¿Te puedes imaginar un calambre en la espalda, seguido de escalofríos interminables y molestos? Yo sí. Nomás de acordarme me duele, se me erizan los pelitos del brazo ¿mira?
Pero bueno, mi chip esta registrando toda la información que se produce cuando miro mujeres pues y la esta mandando por internet inalámbrico al instituto. Esta super cabrón, ¿no crees? La cosa es que, como esta en fase de pruebas, me dijo el doctor que no saben aún diferenciar entre las ondas que se producen con una conocida o con una desconocida, que con trabajos habían logrado separar no se qué ondas para que yo pudiera tener erecciones, besar y medio acariciar a gusto, figúrate nomás. La meta es recoger más información para seguir desglosando los procesos mentales por los que pasa la vista y que por ello necesitaban individuos valientes (y necesitados y muertos de hambre) como yo. Te juro que en ese momento pensé– Bueno, no hay pedo, mi novia quiere ser virgen hasta el matrimonio, y yo soy un muchachito fiel, nomás no andes de ojo largo en los camiones, ¿qué tiene de malo una lanita extra? Otro de los objetivos, era hacer que estos chips fueran biodegradables y que sirvieran temporalmente, lo que dura en promedio un viaje de metro. Al escucharlo me quedé con los ojos tan abiertos como dos lunas, ¡y yo qué me la paso cantando canciones en los camiones! ¿A poco no se te hace una mamada? No, no, espera… espérame tantito, hazte para allá… bueno, el doctor no comentó nada de mamadas, pero escúchame primero: ¿A poco no se te hace una mamada cantar en los camiones cuándo puedes hacer algo por la humanidad o por un México más seguro? Me sentí orgulloso, con todo y mis tres mil seiscientos pesos.
Por la sonrisota que tienes, no te estoy vendiendo la idea y probablemente tienes razón… me la mamé. De haber sabido que… ¿pero es qué como iba a saber que tú…? ¡Por qué no me avisaste que ya…! Coño, ahora te cumplo, yo no me quedo así… bueno, a ver pues… deja cierro los ojitos y que pase lo que tenga que pasar. El doctor no especificó nada de cogidas, pero es que… es que si duele un chingo. A ver pues, con cuidadito… con cuidadito… con paciencia y salivita todo entra… y me esta doliendo la espalda, no sé si es por el experimento, o porque estuve rígido en el asiento, mirando a tus ojos todo el tiempo…
Este cuento forma parte de los fotocuentos que estaré escribiendo en este blog. Si quieres formar parte o enviar una foto, revisa este post.