Dedicado a Tess. Una de esas lectoras silenciosas (hasta pronto).
*Cordero de Dios que quitas los pecados del Mundo… cordero de Dios, danos la paz.* ¿No va así? Cuando escucho esas palabras, a pesar de mi fervoroso agnosticismo, siento que un cordero corre a lo largo de mi vena cava superior y la paz irradia mi corazón. Eso calma mis pensamientos más funestos. Esa tranquilidad, sin embargo amor, admite nuestra muerte futura y una ansiedad en forma de lobo se esconde un rato y luego salta juguetón y rabioso del ventrículo derecho al ventrículo izquierdo. El lobo mira cuidadosamente al cordero y lo tiene espantado, consciente de su presencia. El corazón no debe ser un lugar donde pasten los corderos, porque no hay pastores, sólo un lobo ansioso que lo observa. He llegado a pensar, amor, que cuando el lobo encuentre al cordero y se lo coma, habré de morir. De la misma forma que si el lobo un día salta mal y se resbala, y el cordero quedara solito en la pradera de la aorta, cerraré los ojos y procuraré alcanzarte pronto.
Prométeme que si yo muero primero, el otro regresará a la playa y mirará a los pescadores. No pido nada más, sólo una contemplación a su trabajo, a su mar, a sus cielos, a sus redes y sus sombras. Olvida mi funeral o mi cremación, olvídalos a todos vestidos de negro murmurando las mismas palabras de siempre. Compra el boleto y lárgate de inmediato a la playa. Si te preocupa lo que dirán, diles que estaba en mi testamento, que fue lo último que te pedí. No sólo te lo pido yo, también el lobo y el cordero de mi corazón te lo piden. Si tú murieras primero que yo, amor… prometo sobreponerme a la devastación que significa tu pérdida, robarme un coche y conducir al sur, siempre al sur, incluso ganándole al automóvil del mismísimo Rey Satán, hasta llegar a nuestra playa… hasta sentarme y enterrarme en la arena. Prometo convertirme en una estatua de sal, erigida en tu honor y confundirme con todo, mirando lo que siempre quisimos para nosotros, aquel lugar tranquilo donde quisimos morir pero nunca conseguimos.
Si murieras amor… te juro que te alcanzaré en un mar lleno de luces y pescadores.
Este cuento forma parte de los fotocuentos que escribí en este blog.