Inexplicablemente, a mucha gente le caigo bien y su primer impulso es agregarme al mensajero instantáneo. Después de unos días me piden charlas más elaboradas, largas, muy personales, incluso… han llegado a pedirme que les entretenga y se molestan si no lo hago. Algunas veces me siento mal por ello. No importa la hora que me encuentren, si pongo el letrero de no disponible, si se estan quedando dormidos o después de un largo día de trabajo… les gusta intentarlo. Me gustaría pensar que no soy el único y tienen opciones secundarias por si les fallo. Hoy me pasó tres veces, generalmente sucede una vez al día. ¿Creerán que mi vida es más entretenida? ¿Si charlara con estas personas, a qué hora entonces, podría escribir otra anotación? Como si escribirla fuera más importante que “socializar”. Soy malo para entretener y sostener una plática con la gente, lo mejor ocurre cuando escribo aquí. Finalmente el diario es una especie de charla con uno mismo y si escribo estas anotaciones, son para entretenerme y aclarar mis ideas. Se da la casualidad, que otras personas se entretienen con lo que pienso o se sienten identificadas. Esto sucede con las notas menos esperadas y con detalles a los que no suelo prestarles mucha atención. Aún cuando sea malo para entretener a las personas, cuando ellas encuentran esos detalles insignificantes y desean socializar a través de ellos, le dan una luz distinta a lo que escribo y eso me alerta. No son muchos lectores… son un puñado y eso es más que suficiente, sin embargo, si todas me pidieran una conversación, ¿entonces a qué hora podría platicar conmigo mismo? ¿Y bien, no es válido que suceda, siempre y cuando siga aprendiendo de los detallitos curiosos?

Quien sabe… son 11.15, es mejor dormir… y pronto.