¿Por qué pensar en morirse? Damaso, quiero contarte que tienes una narizota. Es una nariz aún más grande que tu pene y tu dedo índice. Es tan grande que un helicóptero podría estacionarse ahí. Cuando hueles algo, tienes que esperar más de una semana para registrarlo. Dicen que hueles el pasado. Su enormidad ha hecho sospechar a los médicos y teorizan que es el vestigio de tres hermanos que te comiste en tu periodo de gestación. Tu nariz es tan grande, pero tan grande, que otros peatones casualmente atoran sus orejas en una de tus fosas nasales y ya no te da vergüenza, porque pasa con mucha frecuencia. Es gigante, que hasta a los niños les da pena darte un apodo como “Narinas” o “Narizotas”, los más grandes incluso huyen aterrorizados de su presencia. Damaso era una nariz que cargaba un hombre y si le salía un grano había que tener cuidado, porque era un anuncio de desgracias. Los voceros de las carreras de caballos tenían pena de decir que “ganó por una nariz”, porque cubría toda la pista.

Si creen que esto es divertido esperen a que Damaso tenga un resfriado.