La parte administrativa de Casting, es lo más aburrido del mundo. El buen trabajo son tres cosas: la chinga de tomar el video a los modelos y actores, la belleza y el nerviosismo de las juntas y sobre todo, mirar todo lo que sucede en la filmación. También esta el proceso de la edición, que a veces es bueno, y a veces es malo. Dependiendo del tedio. Sin embargo, lo que siempre es culero, es algo llamado: “LA FIRMA DE CONTRATOS”. Será, que desde tiempos antiguos e inmemoriales, algún chino se le ocurrió un poema dónde hablaba de lo padre que sería tener un papelito dónde hablaras de un convenio de derechos y obligaciones, mientras se firmaba a la luz de la luna y los cerezos daban brote.
Un comercial de viñetas. Veinte personas. Los contratos, se deben armar con una identificación y con el RFC. Juntar toda la papelería y llenarlos correctamente es esencial. Un pequeño errorcito puede costar dos cosas: Que se le dé el presupuesto equivocado al modelo y no mames, no mames, no mames, le di veinte mil en vez de dos mil… o bien, los pagos se retrasan por las correcciones o la papelería que falte. ¿Veinte personajes? Son veinte pequeñas pesadillas, dónde uno debe revisar una y otra, y otra vez, los presupuestos, las competencias, los personajes, y que firmen… porque si no firman, no se comprometen a nada. Sin tres contratos firmados, tengo nervio porque sé que si alguno de ellos no se presenta, no hay manera de protegernos porque simplemente no tiene contrato.
Así que ayer, sábado, después de la cagotiza que me puso el asistente de dirección porque olvidé pasar los teléfonos a vestuario, hice mi lista de teléfonos y empecé a llamar a uno por uno, para que vinieran a firmar contratos. Un día anterior imprimí las 18 copias para adultos, 2 para menores. Separé cada hojita y las engrapé, cuando tuve un tiempo me senté a leer y releer el contrato. Anoté en pequeños post-its, los papeles que había que entregar y le puse uno a cada contrato, incluyendo el nombre del modelo, de su agencia, del contacto y demás. Debía ser especialmente cuidadoso en separar los contratos secundarios, de los principales, por la diferencia de los presupuestos. Los cité a partir de las cuatro de la tarde, y llegaron a cuenta gotas.
Uno por uno, los senté frente a mí para platicar del presupuesto, de los formatos que pasarían en la televisión, de las competencias y de revisar que todo lo tuvieran en orden. La gran mayoría se presentó a la firma y revisión de contratos. También, casi todos entregaron la copia de sus papeles. Finalmente, cuando acabé a las nueve de la noche, me faltaban tres contratos más por firmar y los papeles de otras dos o tres personas, quienes formalmente quedaron de llevármelo a la filmación. Cosa que podría ser un problema. Es preferible entregar los contratos en la filmación, completitos, a tiempo, ya para que no pienses en ello.
En caso de que los contratos no estuvieran completos, o mal llenados, entonces me los regresarían a la semana siguiente y los tendría en el teléfono, diciéndome que soy un pendejo porque falta esto, esto y esto. Life is a pigsty in the background. Después de la entrega de contratos, debo hacer un reporte final dónde ponga el nombre de mi talento, su presupuesto, cuanto de comisión y bla bla bla. Luego, hablar por teléfono otras veinte veces más, para avisar a sus agencias que se quedaron, y filmaron tal comercial, por tanto presupuesto, en el papel de tal.
Verdad… ¿que es de hueva?