Ah… no quiero, pues, saber de la vida el día de hoy. Ayer recibí una llamada: “El director no está contento con el casting”, cuando, honestamente, el casting había rebasado mis propias expectativas. Cuando platico de mi trabajo con alguien me suelen decir: “Se necesita un alto indice de tolerancia a la frustración, ¿verdad?”. Pues sí.

Tolerancia a la frustración.

Mientras tanto, mi avatar Festuerto, esta echándose una siesta de Día de Muertos. Aunque las festividades ya terminaron y todos los centros comerciales se apresuraron a esconder todo rastro de muerte para encender los foquitos navideños. Un excelente detalle de Blizzard, sería si incluyeran calaveritas de dulce y de chocolate como item especial, o bien, que incluyeran pan de muertos y te recuperara toda la vida. A Festuerto se le hace agua la boca entre batallas.

Filmamos el miércoles. Mañana es la junta. Hoy espero mandar unas cinco opciones más, espero… sí, espero. También el negocio se trata de esperar, de tener fe en el futuro, de regalar dulces a los niños malcriados para que estos sean buenitos y sonrían frente a la cámara.

Festuerto ayer se fue a una cruzada para matar zombies. Mató tantos como pudo. Será un emisario del Alba Argenta. He olvidado las misiones en el otro continente, con tal de matar zombies. Vamos, no puede ser tan malo, ¿verdad?

Arriba, un modelo se está aprendiendo el texto para el casting. Esperemos que sea el elegido. Aquella persona que destacará entre las demás y el director clamará-. ¡DETENGAN LA BÚSQUEDA, SEÑORES! -yo me encogeré de hombros y suspiraré aliviado, discretamente. Escucharemos música, nos la tomaremos con calma, como si nada malo pasara. Después de todo, no se pueden tener dolores de estómago con cada berrinche y capricho. El hermano de Venezuela se lo tomaba con calma-. ¿Ah, quieren más casting? Está bien, mandaremos más casting.

Y ya.