Curiosamente, mientras elegía la fotografía de mi rostro mirando a lontananza, en un lugar lejano de cuyo nombre no quiero acordarme… mi jefe salió de su oficina, puso un bossa nova, y movió el culo frente a todos nosotros. Claro, debidamente tenía puestos los pantalones. Usualmente Jorge hace ese tipo de cosas, mientras los demás nos hundimos en nuestros asientos, riéndonos.
La verdad quería escribir de un culo delicioso que miré hoy en ropa deportiva.
Hace mucho que no escribo de culos. Me parece que matar monstruos disminuye el deseo sexual. Ir a las subastas en un lugar llamado… ¿qué? ¿ORGRIMMAR? y buscar cosas como, ¿qué? ¿Espadas fulgurantes del vidente del águila? ¿Y uno deja de mirar culos por eso? Sí, parece que sí. Eso, y la edad, y el matrimonio.
Mi mujer, cuando paseamos en alguna plaza, ríe abiertamente cuando me descubre con la mirada de lado, mirando alguna piernuda con su minifalda. ¿Te gustaron sus piernas?, me pregunta. Y su culo, añadiría, si es que tuviera una visión de “Rayos X” para mirarlo.
En ORGRIMMAR no hay culos bonitos. Las féminas de la “Horda”, se componen de “minotauras”, “orcas” y “trollas”… tan bonito tienen el nombre como las traseras. Las únicas que son mamitas, y de verdad, son las elfas de sangre. Muñequitas que no existen, para el beneplácito de los Festuertos del mundo.
Aquí se miran demasiados de esos, tal vez por eso me vuelvo totalmente inmune por temporadas. Sin embargo, hoy si tuve un problema con unas licras embarradas en unas piernas ejercitadas. Recuerdo salir del foro, y que detuve cualquier acción motriz tan sólo para voltear, mirar y suspirar. Pienso, mientras tanto-. Por favor que no te hayan visto tan descarado porque si no…
Pero uno es humano. Ni modo, cuando hay culos que ver, no se puede ser simplemente un muñequito de ficción, un avatar cibernético, hay culos… y ni modo, volteemos los hombres a mirar los culos. Gays y heterosexuales por igual, buscándolos rosaditos, redonditos, enormes o chiquitos. Los culos, discretamente, también son la moneda del mundo.