• Me siento un tanto decepcionado con la influenza… incluso, me siento engañado. No sé exactamente por qué. ¿Será que esperaba muertos, un Apocalipsis, una caída en picada de la civilización humana? ¿Tan superficial, destructivo y sediento de terminarlo todo seré? Hoy, bajé de mi taxi y miré un póster donde unos niños sonreían mientras se lavaban las manos. “Prevenir la influenza se trata de lavarse las manos”, pensé. ¿Por qué en otros estados aumentaron el tiempo de descanso de los chamaquitos, mientras que el hervidero de corrupción y enfermedad, ya reanudó su vida normalmente?
  • Hoy se me ocurre que este Distrito Federal, encerrado entre los volcanes, se asemeja a un plato de cereal donde varias hormigas intentan llevarse su azúcar. O un plato que tiene un líquido viscoso, verde, gangrenoso, que libera algunas burbujas tóxicas. Sí, como buen citadino, creo que nos estamos ahogando. Ahora que ya tendremos narcotienditas a la vuelta de la esquina, y que ya podemos consumir las drogas que antes eran la pelea de los justos, el líquido se hará negro, y más negro, y consumirá lentamente a este país, hasta convertirlo.
  • No tener una excusa legal para que mis hijos no consuman, me hace pensar que tengo que apelar a las excusas sociales, morales, religiosas y vishnuistas para educarlos de ahora en adelante. O tal vez no tener hijos. No quiero tener hijos.
  • Estoy sumergido en dos proyectos muy difíciles. Un Julio Regalado, y un Sky… el segundo, siento que viene siendo arrastrado por las secuelas de la influenza que no dejó que el proyecto fluyera, y avanzara. Ya me cambiaron varias veces las fechas de filmación, y me siguen cambiando personajes y textos constantemente. Estos días, he dormido a las tres de la mañana, preparando DVD’s con características especiales… tengo castings (los dos abiertos) para mañana, pasado. Filmaciones el fin de semana y callbacks. Hacía tanto que no me saturaba.
  • Sólo mira al cielo y sonríe, búrlate, dirían.