El jueves tuve filmación y sucedió una cosa muy curiosa, que se trasladó hasta el viernes. Cuando regresé a mi casa, aproveché para dormir. Desperté como a las doce de la noche. Como el muchachito no tenía sueño, se dijo–. Bueno, pues voy a abrir tantito mi juego… a ver qué pasa, ¿no?
Sí. Pasó que me invitaron a Naxxramas (la penúltima mazmorra del juego) y diez pelados, durante diez horas (sí, hasta las diez de la mañana) decidimos jugarla hasta terminar. Huelga decir que ya estaba como zombie durante el último jefe. Primero la explicación fue chingonsísima, hablando de Kel’Thuzad como el hijo de puta más grande. Cuando llegamos ahí, por mi cansancio, yo sólo recuerdo que le estaba dando a los botones sin fijarme mucho en la hideputez de Kel’Thuzad. Tenía sueño… mucho sueño, y todos los demás también, pero ya habíamos hecho un pacto de 10 caballeros que se quedarían hasta el final.
Dormí, dormí, y dormí un poco más. Dormí tanto. Dormí mucho. Dormí sin tregua.
Cuando desperté, y fui a la oficina, hice el pacto de no abrir el juego al menos un día. Cae más pronto un hablador que un cojo. Ya le estaba dando click para checar mis subastas y después, me llevaron a dos mazmorras más. Sniff.
Les dejo dos curiosidades:
El ojo que todo lo ve, versión The Lich King.
Los horrores más allá de nuestra comprensión, versión The Lich King. Este amigo en particular, te dice cosas muy curiosas en la mente como: “Lo que buscas está en el abismo”, “No deseas ir a ningún otro lugar…”, “Tus amigos eventualmente te traicionarán…”