Bien me dijo un buen amigo unas semanas antes de casarme, que no teníamos nada en común, y lo que no era común ni siquiera lo soportábamos, como ambos éramos presa del alcohol lo tomé en parte como chiste y la otra parte me valió madre.
No fue el único que me confesó que no creía nada en el matrimonio entre ella y yo, mis padres, dos ex novias, unas amigas…y medio mundo.
Y es que ahora que lo pienso, me tiene bien descuidado, no platicamos de nada, y hasta se me olvida que andas por la casa, las camisas con los cuellos chuecos, arrugadas, todos mis calcetines blancos son rosas y no ha habido un fin de semana desde que vivimos juntos en que no se le chamusque el pan tostado y desayune huevos y café fríos.
No, no hay nada, ahora lo reflexiono un poco más.
¡Pero qué tetas tan hermosas!