Si la gente que se inventa los “refranes populares” hubiera vivido en este siglo, el dicho no diría “se le zafó un tornillo”, sino “olvido un cable”. No hay sensación más frustrante que esa. Sobre todo cuando uno es adicto a la información y decide tener todos los dispositivos necesarios para siempre tener la información que se quiera (música, películas, videos, libros, etc, etc) sólo para descubrir que el mundo no se detiene por un tornillo, pero si puede hacerlo por un cable.

Para mi es algo contradictorio, además, por que aunque en el día a día haya creado todo un sistema para tener siempre los cables que necesito en los lugares en donde más permanezco, en general, no he hecho otra cosa que vivir cortando ataduras. Es decir, cables.

Me explico.

En serio he comprado suficientes cables conectores para tener al menos un par en casa, en el trabajo, en donde mis primos, en la escuela. En la escuela!!!. En serio deje allá un par de cables, a cuidado de uno de los profesores, por que no confío en mi misma a las 9 a.m. y no se si algún día olvidare llevar el cable conector. Y no hay nada nada más frustrante. Tienes el disco duro, tienes el mp3, tienes la cámara, tienes todo….y no puedes conectarlo. Así que me he vuelto obsesiva con ese tema. Alcanzo a acordarme de los años en que era igual de obsesiva con las pilas…pero ahora todo lo que necesito es el cable que conecte el cargador de baterías. He ahí la evolución.

Pero por otro lado, en mi vida, no he hecho otra cosa que aprender cortando conexiones. Pull the plug, es de hecho una de mis frases favoritas. Yo me fui de casa, me fui del país, deje amigos, familia, novio, etc, etc. Y lo sigo haciendo. Me genera una particular urticaria cuando empiezo a sentirme “conectada” con algo o con alguien. Sin excepción. Y actúo en consecuencia. Es decir, corro. Corto el cable. Deshago ese nudo. Suele confortarme a mi misma diciendo que prefiero vivir “ligera” y que cada cable al que te conectas, con algo o alguien, es en realidad peso muerto. Como cuando el sistema te avisa que hay más de un equipo conectado al tuyo y que si lo apagas la conexión se perderá.

Eso claro, hasta que llegue a México. Y ahora tengo 4 años viviendo acá. Y amigos que conozco desde hace 4 años. Y gente con la que quiero seguir en contacto. Lugares a los que quiero volver, pasando la primera etapa de ser un turista, por que son tan bonitos que valen toda la pena. Juro que yo siempre había considerado algo como esto, una carga.

Pero bueno, dicen que México es “el ombligo de la luna”. Apostaría a que usa algún “cordon umbilical” para no dejarte ir tan fácil. Y es tan efectivo como un cable de USB. Se los puedo apostar.

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Yosola es una colombiana viviendo en México desde ya hace 4 años.