Es un gesto involuntario, que implica el deseo de una situación, ¿por qué no? de una persona;

“Son las 3 de la mañana y solo quedan alrededor de la sala seis personas, y solo dos de ellas conversan, mientras las demás balbucean a lo lejos, alguna vez te dijo que eras la persona con la mirada sostenida más profunda que ella ha confrontado, y solo alcanzabas a reirte, por que a decir verdad eso fue lo único que podías hacer por que no te atrevías a intentar más y menos con tu novia al lado, solo alcanzas a poner la siguiente canción en el reproductor, y el juego de miradas y señas vuelve a iniciar”

Es un gesto que denota el nerviosismo ante una situación de mera incertidumbre, por ejemplo, en una discusión:

“De repente sientes como alguien se levanta intempestivamente de la mesa, era tu novia, con una cara que no era justamente de felicidad, alcanzándola, sutilmente la tomas del brazo y le preguntas que es lo que sucede, mientras con un gesto desencajado y con una ausencia en su mirada te reclama que si tanto la deseas a ella, por que no la dejabas y mejor te largabas, tu tratando de disimular la situación sabías que pudiste haber sido más discreto, solo miras el vaso que traes en la mano y sabes que ahí esta la respuesta, los tiras a la par que la tomas por la cara y le dices que la amas, que es lo que siempre has buscado y tratas de besarla, mientras sus brazos se interponen y te empujan, la tratas de acercar y voltea la cara, cierra lo ojos, es más que obvio que en este instante has sido un bastardo y lo mereces, piensas que es mejor dejar que se calme mientras tratas de maquinar que es lo que vas a hacer y como lo vas a hacer.

Te das cuenta que ella va caminando hacia una habitación cercana y te la azota en la cara mientras tus palabras solo rebotan contra ese grueso pedazo de madera que no deja pasar el sonido de sus sollozos, no logras explicarte que has hecho y alcanzas a sentarte frente a la puerta, sabes que lo echaste a perder, ella se va a ir muy lejos en unos meses, y estas perdiendo la oportunidad de tu vida, probablemente encontrar esa olla al final del arcoíris; la felicidad

Te acercas lentamente y le alcanzas a susurrar que es parte del pasado, y que ves un futuro en el horizonte, le suplicas y te desesperas, por fin te das cuenta que no la quieres perder, el problema fue ¿Por qué te diste cuenta hasta ahora?

El picaporte de la puerta gira y se abre despacio, sientes una mano en el hombro y mientras una voz te dice que no está dispuesta a competir con nadie, y que esta es la última vez que soportará que tu subconsciente se apodere de ti, vuelven a discutir acaloradamente, dice que te odia, te ha dado absolutamente todo, que realmente te ama y tu sigues atrapado en los 13 años, esbozas una sonrisa, finalmente te diste cuenta que no has madurado nada.

Regresas y ves su cara, sabes que vale la pena dejarlo todo, de todos modos tu también estás enamorado, pero no te has entregado completamente, sabes que eses tu talón de Aquiles”

Es el gesto que haces cuando el deseo de una persona se convierte en excitación.

“Le tomas la cara y la besas, lo haces como aquella vez que la fuiste a dejar al aeropuerto por primera vez, le entregas esa parte de que que faltaba, le entregas tus miedos, tus brazos se enredan en su cintura, ahora es el mejor momento para disculparte y hacer alguna de esas bromas tontas que sabes que le devolverán esa risa, la tomas de la mano, y pasas al lado de todos aquellos que parecen semiconscientes, se acomodan en un sillón bastante incómodo, y tratan de dormir, aunque bien sabes que ya deben de ser pasadas las 6 de la mañana, propones que regresen a tu casa, ella asiente mientras te da un beso en la mejilla, le pasas tu suéter, el de ella es muy delgado para soportar el frío matinal, salen calladamente del lugar solo unidos por las manos, sufres el frío y gentilmente te abraza, comienzan el camino a casa.

Después de haber recorrido parte de la ciudad por fin llegan a casa, la tomas de la mano llegando a tu recamara al compás de sus pasos la ropa se va haciendo menos necesaria, embonan su cuerpos, mientras la manos se entrelazan, danzan y se aman, sus uñas le reclaman a tu espalda el mal rato que le hiciste pasar, y tu le respondes a su boca, le respondes a su cuerpo.

Te dice te amo mientras recorre tu cuello, mientras te quita las defensas, por fin te conoce como eres, cierras los ojos; Esta es la última vez.

Te besó la mejilla, se acurruco en tu pecho y durmió”

Fernando Domínguez. Originario del DF, actualmente trabaja en el área digital y de Social Media de OCESA, dejó un buen tiempo el maravilloso hábito de escribir el cuál piensa retomarlo nuevamente, se le encuentra regularmente en www.losamateurs.com.mx y es conocido en el mundo de los 140 caracteres como @dkmino.