Hoy es domingo. ¿Quién se ha llevado mi queso? Es un libro espantoso de auto-ayuda. Sólo un sector muy específico lo lee y otro sector más específico también lo lee. Yo recuerdo que lo leí, y por fortuna ya lo olvidé. Sin embargo el título me gusta. ¿Quién se ha llevado mi queso? Me imagino un hombrecito desesperado, un ratoncito encabronado, un ama de casa insatisfecha. ¿Quién se ha llevado mi queso? ¿Dónde pusieron mi hueso? ¿Por qué me robaste el beso? ¿Acaso lo harías, si tuvieras un poco de seso? Deja ya de hablar tan espeso. Tienes roto el pescuezo. ¿No tienes una moneda de un peso? Hoy es domingo. El día prometido, de sol y tranquilidad, de coches corriendo por las calles y las motocicletas tomarán el dominio del periférico poblano. Los niños salen a jugar futbol, y después irán al puestito del x-box. Me acostaré a un lado de mi mujer, y haremos el amor viendo televisión, nos quitaremos la pelusa del ombligo, la obligada charla de que mañana es lunes y nos burlaremos otra vez de que recibí una carta donde mi nombre era “Agustín Sesp”. Mucho gusto. Así también me conocen los telemarketers.