Mi niño, con eso no se juega. Hoy es domingo. Los domingos son para el descanso y la reflexión. Son para estar acostados en el jardín y permitir el quemón del sol. Mi niño, deja tus juguetes y tus letras, ven conmigo al río. Permite que el sonido del agua te lave las orejas y los dientes, te despoje las palabras y enfríe tu ombligo. No, niño, con eso no se juega, guarda tus pantallas portátiles, tus mundos alternos, tus fantasías adictivas. Ven conmigo al mercado, ayúdame a cargar mis bolsas y compremos juntos la comida de la semana. Tú y tus hermanos estarán muy hambrientos de Lunes y Martes, necesitarán los postres de los Miércoles, el café del Jueves, la sopa caliente de un Viernes y el licor del Sábado. Ven conmigo niño. El domingo regálame la obediencia de tu cuerpo, la languidez de tus extremidades, la nostalgia de tu mirada. Hoy es domingo niño, no juegues, no trabajes, simplemente acompáñame como lo hacías en el pasado.