Solía tener una lista con temas, pequeñas frases, aquellos diálogos que se me ocurrían y que me gustaría usar en un momento. Historias pequeñas que pienso alargar un día, la promesa de Bastian que sólo Atreyu puede cumplir. La lista, como todo en esta vida, en algún momento se terminó. ¿Es posible iniciar de nuevo? Claro que sí, de eso vivimos, de los nuevos comienzos, las mayúsculas tras los puntos y seguidos, el espacio en blanco en un punto y aparte, el next cuando una canción lleva mucho tiempo en silencio. Con todo… iniciar de nuevo, exige que no estés aburrido, o que no sientas que haces algo en balde. Así me pasa, ¿y a quién no? O me aburro, o pienso que es inútil. Porque este blog me ha sido inútil, aburrido, feo y despreciable también. He escrito con todo el odio y toda la furia que le tengo al depósito de mis pensamientos, además de los días de erección, o los domingos eternos, o los aspavientos amorosos. Los días en que me levanto más tarde, las noches que no son mías, los ridículos paseos en la búsqueda de una no-deserción absoluta. A veces me veo como el viejo marinero, sosteniendo el hacha, dispuesto a trozar el tronco de los mil nombres.
Sin embargo, también soy necio.