Cada vez son más los textos, las series de televisión, los cómics, los flashmobs que se refieren a los zombies. ¿Por qué? Supongo que todos deseamos ser un zombie. Me imagino a los extras que aparecen en las películas de zombies, con el maquillaje puesto y las ropas hechas jirones de tela, manchadas de sangre artificial. Luego se miran al espejo y se apaga todo: El dinero, el sexo, los secretos, el pensamiento, los textos, los recuerdos, el origen, las preguntas del final, la compulsión del consumista, la ansiedad del proveedor, la interpretación de señales, el amor, las enfermedades, los vicios, el post-modernismo, el conocimiento, la idiotez, las palabras y los etcéteras. Se apaga todo, dice un director a través de su megáfono a cientos de extras, ya sólo necesitas moverte como un animal errático porque tienes hambre. Sólo queda el hambre, repiten casi en silencio. No hables, sólo gime, jadea y gruñe. Se apagó todo. Tal vez, y sería curioso, es el punto evolutivo más alto de un ser humano. Superando sus necesidades, el contar el tiempo, todo lo que ya aprendió, su cuerpo se desprende de la memoria y finalmente, adquiere el poder de apagarlo todo.
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