Las brujas
Manuel José Othón

–Todas las noches me convierto en cabra
para servir a mi señor el chivo,
pues, vieja ya, del hombre no recibo
ni una muestra de amor, ni una palabra.

–Mientras mi esposo está labra que labra
el terrón, otras artes yo cultivo.
¿Ves? Traigo un niño ensangrentado y vivo
para la cena trágica y macabra.

–Sin ojos, pues así se ve en lo oscuro,
como ven los murciélagos, yo vuelo
hasta escalar del camposanto el muro.

–Trae un cadáver frío como el hielo.
Yo a los hombres daré del vino impuro
que arranca la esperanza y el consuelo.