He tenido unos días muy agitados porque… bueno, me cambié de casa. Estoy estrenando casa atrás de la Universidad de las Américas. Tiene tres habitaciones, un patio donde los perros se la pasan orinando y tragando pasto. Tenemos estacionamiento para dos personas. Como cambiarse de casa no sale barato… estamos casi en la ruina (lo bueno es que ya mero pagan… ya mero) pero no importa porque ya tenemos casa. Además está atrás de la UDLA. Cada vez que Nico y yo salimos a pasear nos encontramos con las estudiantes minifaldosas y suspiramos. Nico suspira porque es lesbiana y yo suspiro porque estoy casado, y muy enamorado, sí, pero ni modo, uno tiene ojos y como soy agnóstico no pienso arrancármelos para que no pequen de indiscreción. Escribo esto desde mi nueva oficina. A mi derecha hay un campo de maíz y una vaca está pastando. Cuando la vaca se acerca mucho pues… apesta a vaca. Hey, no todo podía ser perfecto. Esos pequeños detalles incómodos son los que le dan cohesión a ese lugar que llamamos hogar. En fin, sólo escribía para hacerles saber que me pondré al corriente y que al menos terminaré ese reto de 30 libros. Salud.