Algún día, a finales del año pasado, visité el blog de Almu (Antes muerta que sencilla). Ya no existe el blog con su propio dominio, sin embargo, se pueden leer algunas entradas en blogspot. Esas pocas entradas fueron suficientes para recordar el sentimiento de fascinación, y envidia, que me embargaba leer su blog. Tuvieron que pasar unos años para comprender que la brevedad también se educa, y que Almu, debe ser una persona que a la hora de sentarse a escribir tiene una precisión natural, un ojo al detalle bien practicado (Ojalá pudieran leer el blog de amqs, cada entrada era mejor). Eso imagino y mi imaginación probablemente es grosera, poco refinada, quizás la verdad es otra cosa, me alegraría que ella me desmintiera. Recordé lo mucho que me gustaba su cotidianidad breve. En estos días, he leído “El espejo en el espejo” de Ende y “Confabulario” de Arreola, además de “Ficciones” y “Aleph” Borges, una nada de Keret, quizás una embarrada de Torri. Ese año también leí “El arte de la fuga” de Sergio Pitol. En ellos deposito algunas raíces de este blog, así como sus métodos y sus aspiraciones. Sin embargo las mentiras son mías, ni modo de enjaretárselas a alguien más.