La flecha se mueve usando la energía de los espíritus, energía que hace conexión con la punta de tus dedos y manda impulsos eléctricos y escalofriantes. No, dice la ouija, esto no es un truco. Pero, dice la ouija despacio, letra por letra, comprendo que hagas esa pregunta porque en el fragmento anterior tu narrador tuvo dudas. El narrador debe ser una fuerza poderosa y decisiva; un espíritu que tome las riendas de la historia y no perdone ningún destino. Los peces con piernas y las ouijas son otra cosa, son la imaginación de un lector distraído, por ejemplo, alguien que vive de convertir todas las cuestiones de la vida, por más banales que sean, en un misterio. Te sorprendes que todo eso quepa en la ouija, y que lo hayas asimilado en tan sólo unos segundos. La punta de los dedos te arde por la conexión con los espíritus, sientes una respiración en tu nuca (a veces fría, a veces cálida) y millares de ojos espectrales miran lo que estás haciendo. Qué piensas hacer ahora que has despertado la ira de los muertos, héroe.
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