La noche es tranquila. Los perros roncan. Pero cuando callan qué silencio. Me gustaría otra Cholula. Una más luminosa. Pienso mucho. Mi hermano se recibe a finales de este mes. Leo tres libros: una antología de cuento mexicano, la dama de blanco y las novelas ejemplares. La última es una relectura. Que sabroso es Cervantes en el paladar. Ningún otro me provoca lo mismo: el canto en el diálogo. Parece que hablo de un amante. Parece que mi boca es una indecisa enamorada. Qué barbaridad. Eso me recuerda: dentro de poco liberaré el libro de Capurro. Por fin pude usar un verso de Amado Nervo como epígrafe.