• Los juegos de ritmo han progresado tanto que muchos de ellos consisten en crear o mejorar un algoritmo para interpretar los sonidos y crear mundos a partir de ellos. Los acordes, los bajos y las líricas se convierten en las montañas, los caminos, los ríos. Como un Karaoke perverso, en vez de cantar creamos una historia, o quizás un universo entero, a partir de archivos musicales. En tiempo y cantidad, Audiosurf es lo más cercano a contar estrellas. Las canciones parecen inagotables, pero sólo lo suficiente, pues no son infinitas.

  • Tiempo atrás había escuchado del legendario algoritmo de Audiosurf y su capacidad de transformar la música en un juego con sentido. Cada canción es un reto y una transmutación concienzuda del original a un mundo virtual. Resulta que la búsqueda va más allá de “interpretar” y “crear escenarios”, pero también afinarlos, construir las vueltas y los obstáculos que vayan al ritmo de la canción sin importar el género, el idioma o la voz. Después de probar exhaustivamente Aufiosurf, estoy convencido de que es el mejor juego de ritmo indie y algorítmico que he jugado.

  • ¿Qué no me gusta? Quizás la obsesión de Audiosurf por presentar modos distintos de juego. La verdad es que su aspecto más sencillo parece suficiente. Mono, el coche que tiene tres tipos de dificultades, es un modo de juego bien balanceado entre la dificultad y lo que significa “una partida”. Exploré otros modos de juego pero siempre terminaba regresando a Mono. Quizás es uno de esos casos donde menos es más. Quizás, en el futuro, cuando me aburra de probar pistas y explorar universos musicales o visualizaciones luminosas, entonces quizás veré de que tratan los otros conductores.

  • Ningún género parece que sale sobrando. Todo se adapta a Audiosurf, incluso las canciones menos rimbombantes, las más aburridas. Jugué una canción incidental para ver lo que sucedía y Audiosurf no me decepcionó. No puso más de lo que necesitaba en la canción. De ahí concluyo que el jugador recibe precisamente lo que estaba buscando: una pista larga, larguísima, y de poco reto en canciones que son del modo.

  • Otra cosilla. Audiosurf ya tiene varios años a la venta y su desarrollador lentamente lo ha reemplazado por el II (el cual no he jugado pero se aleja, según veo, del “menos es más”. Habría que comprobar qué tanto beneficia eso). El motor de Audiosurf ya se siente un poco… envejecido. Algunas veces tiene pequeños saltos, otras veces uno duda del resultado del algoritmo, aunque sea en algunos fragmentos aislados. El juego parece depender mucho de la tecnología de su tiempo y cada actualización del sistema, supongo, es tirar una moneda para saber si sobrevive.