Este juego es una aventura de point and click, novela gráfica e interactiva, con una historia negra y sucia. Su ambición es tan grande como la de ciertos episodios de True Detective pero le cuesta trabajo conseguirlo (y muchas veces fracasa, aunque logra una narrativa interesante y poco habitual en el mundo de los videojuegos). Los personajes caen dentro de los clichés del género para solucionar algunos problemas y también el desarrollo de la narrativa está mermada por la brevedad y la premura de mantener la historia amarrada en tres capitulitos.
Los temas son duros… pero gratuitos. Pienso que están ahí para adornar la historia y, a ojo de buen cubero, más o menos construir el universo. Bob Ross en sus peores momentos, cuando se le va una pincelada feliz. Hubiera preferido que el escritor o los escritores se enfocaran, pero trataron de incluir todo lo que se les ocurrió. En un primer capítulo nos enfrentaremos con corrupción, drogas, pandillas, pornografía infantil y trata de blancas. Es difícil enfocarse en una sola cosa cuando hay tantos elementos en el juego.
Adquirí el primer episodio en algún bundle y lo jugué sin esperar mucho a cambio. Aunque el juego me enganchó, lo sigo viendo con cierta prudencia. Existe una ilusión de construir la historia, de darle una personalidad a los personajes que manejas, pero ello no cambia su destino, solamente los diálogos y ciertas situaciones.
Tendría que jugar los dos capítulos restantes para entender qué tanto arriesga el juego en la construcción de su historia y qué tanto está dispuesto a jugar con ciertos universos paralelos, cambiar el género y retar ciertos rasgos fundamentales de los personajes. También valdría la pena investigar qué tanto se dispone a romper los estereotipos para complacer, sorprender o frustrar al jugador. En esto último, en sólo un primero episodio, puedo ver que el juego no se arriesga demasiado y queda del jugador aplaudir la prudencia o abuchear la falta de arrojo. Pero quién sabe, son tres capítulos y cada uno cuesta.
Todo este tiempo he hablado de la estructura, la cual es fundamental para un juego de este estilo. Y es en la estructura donde el jugador encuentra un valor inexorable en este tipo de juegos; la rejugabilidad depende de ello y si una novela interactiva no tiene esto, se pierde en un mar de juegos mediocres. Estas fallas en la estructura me hicieron muy difícil el deseo de jugar los siguientes episodios o explorarlo de nuevo para ver los diálogos o las escenas que me perdí. Aunque el final es bueno, y definitivamente provoca la curiosidad y el deseo de saber lo que puede suceder en el siguiente episodio, en mi caso no basta para seguir buscándolo.
El juego tiene elementos excepcionales: los efectos de sonido, los diálogos, el diseño de los personajes, las animaciones y las ilustraciones, son perfectos para un juego de este estilo. La ambientación es atinadísima. Los personajes principales parecen humanos, reales, y es fácil identificarse con ellos, con su patetismo y sus abismos. El juego tiene una tensión bien trabajada y una oscuridad bien detallada, y sólo por el detalle puesto en todas las demás áreas del juego (aunque los acertijos están un poco chafas, también), he considerado adquirir los episodios posteriores. Es un producto indie muy bien trabajado. Lo que me da tristeza es que lo jugaría una sola vez y lo que me entusiasma, se vería opacado por los problemas de estructura que acabo de detallar en los primeros puntos.