Adquirí Brigador en un Humble Bundle mensual. Unos días después de añadirlo a mi librería, empecé a notar más titulares que hablaban del juego, de sus desarrolladores y el cambio de su suerte. Según la historia, Brigador es un proyecto que se negó a la tentación del kickstarter y después de varios años de desarrollo, logró la mayoría de sus propósitos; creo que el equipo de Stellar Jockeys hizo bien y que fueron sensatos, cautelosos, porque si no luego pasan cosas extrañas como con Chroma Squad.

Sin embargo, no lo niego, la apuesta fue demasiado arriesgada. Supongo que todavía lo es. Pocos juegos tienen desarrollos tan aventurados y felices como este.

Brigador es un juego de sprites isométrico donde rentas a tu piloto a una organización anarquista y manejas mechas, vehículos y tanques para destruir las ciudades de un gobierno autoritario. Hay una historia ahí, pero se construye a base de pocas certezas, bastantes rumores, sin dejar descansar al humor negro y la ironía, lo cual, personalmente, me parece un deleite. La mayoría de los pilotos son mercenarios y tiene un trasfondo entre trágico y cínico.

Estos pequeños fragmentos de historia van acorde con el entorno cyberpunk del juego y engalanan, dan una profundidad sabrosísima, a las ilustraciones de los pilotos (quienes asombran y hacen reír, o sonreír, porque mis preferidos son los que parecen luchadores de bar, aquellos que beben una chelita de más y malacopean para pronto entrarle a los madrazos). Al juego lo acompaña música de sintetizadores muy ochentera; ¿estamos cansados de este renacimiento de los ochenta el cual parece no tiene llenadera? Para nada, Brigador lo hace muy bien.

En cuanto al juego, puedes usar mouse y teclado o gamepad. Sospecho que el mouse y teclado son mejores, o más prácticos, para Brigador pero eventualmente logré configurar mi dual shock 4 para jugarlo cómodamente (importante: tienes que moverle a la configuración hasta que quede, si no, te frustrarás mucho).

Hay tres tipos de vehículos y cada uno tiene diversas opciones a configurar (armas y especiales): los mechas, automóviles y tanques, dependiendo de su tamaño y su movilidad, son más robustos o más ágiles, o quizás son tan débiles que son especiales para situaciones de sigilo y demandan juegos mejor planeados y estratégicos. Los desarrolladores no escatimaron recursos para probar diferentes tipos de vehículos y complacer a jugadores de distintos estilos de juego. Hay un modo campaña el cuál es de pilotos fijos y tiene entre tres o cuatro dificultades (o modos de juego, dependiendo), o bien, puedes jugar al freelancer y armar una serie de mapas continuos para probar una configuración personal y ver hasta dónde puedes llegar antes de morir o de llevarte el botín gordo.

El modo Freelancer es donde brilla el juego y donde pasarás más tiempo. En ambos modos, tanto la campaña como en el freelancing, los pilotos ganan y acumulan dinero que utilizarás para comprar más opciones: mapas, vehículos, pilotos, fragmentos de la historia o estrategias (un bestiario con los vehículos y las cosas que destruyes). Cada cosa, según la configuras, modifica este modo de juego. Los mapas, por ejemplo, entre más dinero inviertes en ellos, abren más zonas y secuencias a visitar. Los pilotos y los vehículos modifican la dificultad del mapa por cada zona vencida además de alterar el multiplicador de dinero. Por supuesto, puedes configurar este modo para escoger todos los atributos del azar y que esto sea una sorpresa o bien, puedes buscar y perfeccionar a tu Brigador con una configuración que te permita pasar las zonas más altas. Hay tantas combinaciones posibles que hay Brigador para rato.

Ojo: algunos vehículos, claro, están diseñados para ser verdaderas máquinas de la muerte, no sólo para los habitantes de Solo Nobre (el planeta que estás liberando) pero también para los propios pilotos. Entre más difícil de manejar sean los vehículos, más altos son los multiplicadores de dinero.

El diseño del juego me recuerda, brevemente, a un juego isométrico que jugué alguna vez: Syndicate. O quizás el primerísimo de los príncipes de Persia. Sí, bueno, pero actualizado a una calidad de 1080p. Las animaciones son fluidas, demasiado bien cuidadas, se nota un trabajo obsesivo, artístico. Reconocerás un placer extraño en apreciar los movimientos de los pequeños hombrecillo de gabardina amarilla a los que aplastas. Es palpable el esfuerzo por dar profundidad y diseño a los vehículos y sus texturas. Los escenarios y edificios recuerdan a los settings de otras obras cyberpunk o distópicas como Blade Runner, Akira o Max Headroom. Pero no sólo hay parques industriales, sucios, pero también hay suburbios y zonas de cultivo que contrastan perfectamente con lo anteriormente mencionado. De los retratos de los pilotos ya hablé antes, pero el realismo con el que están diseñados además de sus historias breves logran conectar con el jugador de la mejor manera: permiten que uno  complete los puntos e intuya las historias.

Lamentablemente el juego no tiene multijugador. Pero es perfecto en un sólo jugador para destruir ciudades en breves ráfagas casuales (de 20 a 30 minutos) o en largas sesiones de juego.

¿Lo recomiendo? Sí. Brigador es destrucción masiva con un diseño neón y retro. Sus modos de juego mantendrán despiertos a los luchadores y a los apostadores por igual.

Brigador en STEAM

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