Osmos
La compulsión del tragón en Osmos
Osmos es una especie de engaño sobre la tranquilidad y un espejismo acerca de la inmensidad. En este juego, manejas a una célula (o átomo, o estrella, o meteoro, o polvo) que debe comerse a otros organismos para crecer. Te vuelves planetariamente grande. El objetivo: comérselos a todos, el hambre voraz de un titán. Das un empujoncito a tu célula (o varios, pero ojo, cada empujón te obliga a dejar un pedazo de ti) y tu manipulación de la física del juego se encarga de lo demás.
Algunos modos de juego son simples, otros tienen como premisa la planeación de órbitas y movimientos y en otros más, aprendes las técnicas de otros organismos dispuestos a dar batalla antes de ser tragados. Quizás una máxima paradójica de este juego es: come lo más rápido posible para que no te coman pero no vayas demasiado rápido o corres el riesgo de que te absorban. Billar pero controlado bajo ciertas reglas.
El juego es casualón, a veces propone problemas como puzzles, pero también parece un juego de acción y de arcade. Empieza muy sencillo pero pronto revela una complejidad y dificultad digna de otros juegos indie. Por ello no lo jugué más de los primeros niveles, salí de Dark Souls y mi ánimo no estaba para pelear más de lo necesario en algún juego que no ofreciera motivaciones narrativas. Sin embargo, es un juego intrigante, y definitivamente lo considero altamente satisfactorio para su nicho.
Aunque el juego carece de elementos narrativos, tiene un excelente diseño de arte y buena música. La música en ocasiones es un contraste entre lo que tienes qué hacer contra el ritmo e intuyes que es una trampa. Por ejemplo, música relajada en niveles donde debes comer lo más rápido posible para que las otras células no te absorban.
Quizás los controles no me satisficieron del todo, aunque probablemente es cuestión de práctica y aprender a medirle. Estudiar la física del juego para provocar los efectos deseados. Uno de los problemas de Osmos, quizás, es que la curva de aprendizaje es muy angosta. Si no llegas rápido a un momento donde te sientas cómodo manejando la célula en el mundo, te desesperarás rápido y lo dejarás para otra ocasión, igual que yo.
¿Lo recomiendo? Sí y no. Este juego no es para todos. Lo veo, más bien, como un gozo para los speed runners, los tenaces y quienes gusten de los retos. También lo veo como un juego que podría ser inquietante para los biólogos, los químicos y los físicos. Sí, quizás lo veo como un refugio para jóvenes científicos.